Córdoba, Ver.- Movida por el deseo de ayudar a los demás, Graciela Huerta Damián decidió incursionar en la Cruz Roja Córdoba, trabajo que ha tenido que aprender a mezclar con el de ser madre.
¿Qué tiempo tiene siendo paramédica?
En entrevista para El Sol de Córdoba, Graciela cuenta que tiene poco más de dos años y medio como paramédica voluntaria de la Cruz Roja Córdoba y aunque en un principio solo quería aprender primeros auxilios, hoy asegura que la benemérita institución es su segundo hogar.
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Madre de tres hijos, que la apoyan en todo momento, Graciela ha tenido que aprender a adaptar su día a día entre la casa y el servicio voluntario en la Cruz Roja, donde, dice, ha conocido a verdaderos amigos y sobre todo ha hecho un segundo hogar.
El apoyo de sus hijos es su motivación
Reconoce que ser paramédica no le sería posible sin el apoyo de sus hijos y su familia, quienes también le han ayudado a sobrellevar las labores del hogar a fin de que pueda acudir a sus capacitaciones o servicios de guardia.
“Es algo muy bonito porque les enseñas a tus hijos valores, gracias a Dios he contado con su apoyo, me han hecho sentir que se sienten orgullosos de que yo sea su madre, mis padres me ayudan mucho también” comenta Graciela.
Reconoce que al principio no imaginaba ser paramédica de la Cruz Roja, solo ingresó a un curso para aprender primeros auxilios por cualquier emergencia dentro del hogar, sin embargo, al conocer más de cerca el trabajo que realizan en esta institución decidió sumarse como voluntaria.
Y es que ha sido en la Cruz Roja Córdoba donde ha encontrado la oportunidad de apoyar a las personas que tienen alguna emergencia, además de que desde el servicio en la Cruz Roja ha podido ser un rayo de esperanza para los demás.
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Relata que para ella la Cruz Roja ha sido un segundo hogar, pues cuando entra a su servicio se olvida de la casa y se enfoca en ayudar a los demás desde una ambulancia, siempre dispuesta a atender a quienes tienen alguna emergencia.
Ser madre y paramédica no es fácil
Reconoce que ser madre y paramédica no es nada fácil, pues ha tenido que encontrar un punto de equilibrio entre la casa y el servicio a la población, sin embargo, reitera que el apoyo de la familia y de los compañeros de Cruz Roja han sido factores fundamentales para poder sobrellevar ambas responsabilidades.
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“Hoy me siento muy contenta, muy feliz, le doy gracias a todo el grupo aquí en Cruz Roja porque nos abren las puertas, aquí no importa la edad, aquí lo importante es el espíritu de servicio” comenta la entrevista.
Quien puntualiza que no se ha arrepentido en ningún momento de haber incursionado en esta institución de asistencia social, pues a través de ella ha logrado dar esperanza a personas que sufren alguna tragedia, por lo que de poder regresar el tiempo, volvería a elegir ser paramédica.