Diariamente José Arturo César Rueda recorre los cruceros de la avenida Américas, en esta ciudad, para hacer malabares y ganarse la admiración de su “respetable público”.
A sus 33 años de edad, señala que para él todos aquellos que disfrutan de su espectáculo merecen su respeto, además de que les agradece “de corazón” el hecho de que además le obsequien alguna moneda para vivir honradamente.
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¿Por qué se mudo a Xalapa?
José Arturo llegó a Xalapa hace cinco años para estudiar la carrera de Sociología en la Universidad Veracruzana. Luego la cambió por la de Antropología Social hasta culminar, pero sin ejercerla.
Para solventar los gastos de su carrera, aprovechó sus ratos libres para aprender malabares y llevar sus habilidades a la calle, en donde a la fecha desarrolla lo que considera un trabajo digno.
Actualmente vive en Coatepec y comparte su casa con una compañera que estudió Sociología. Cada día se levanta a las 5:30 de la madrugada para alistarse y viajar a Xalapa. Alrededor de las 8:30 de la mañana llega a la avenida Américas, para iniciar con su espectáculo. Antes del anochecer, “se baja el telón”.
Con destreza, José Arturo utiliza cuatro pelotas y una esfera de acrílico de aproximadamente medio kilogramo cada una para hacer malabares en los cruceros de Sarabia, Pípila y Miguel Alemán.
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Para él, la avenida Américas es su espacio de trabajo y cada crucero un escenario ideal para cautivar a los automovilistas y a todos aquellos que se detengan para disfrutar de su espectáculo.
Con mucha concentración, arroja las pelotas al aire para después intercambiarlas de mano, una tras otra, sin dejar caer la esfera de acrílico que se coloca en la cabeza.
Además de malabares, José Arturo realiza ilusiones ópticas, incluida una en la que aparentemente hace flotar la esfera de acrílico entre sus manos.
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¿Cómo es la respuesta de los automovilistas?
Aunque siempre luce con una agradable sonrisa, reconocer que no siempre le tocan automovilistas amables, pues nunca faltan aquellos que acercan demasiado sus vehículos a la zona en donde realiza sus malabares o que de plano le dan una mala respuesta cuando se les acerca.
Los tiempos de los semáforos los tiene bien medidos y cuando tiene la oportunidad ayuda a cruzar la avenida a las personas que lo requieran, tal es el caso de personas de la tercera edad o discapacitados.
Nota originalmente publicada en Diario de Xalapa