Veracruz, Ver.- Lo que comenzó como una buena acción se convirtió en un gran movimiento llamado “Pancitos de Corazón” para ayudar con comida a las personas de escasos recursos en Veracruz.
Arnulfo Ramón Valenzuela Portillo, de 18 años de edad, compartió en sus redes sociales la forma en que ayudó a una persona de la tercera edad y de escasos recursos, invitándole un subway o “pancito”, como se refería el señor al baguette, y como este acto de nobleza le fue devuelto días después, cuando la persona mayor le llevó tres aguacates en muestra de agradecimiento.
La historia, posteada en Facebook cuenta con miles de comentarios y se ha compartido muchas veces “La gente me empezó a mandar mensajes de cómo podía ayudar a este señor y se me ocurrió crear este movimiento, porque este señor solo es uno de tantos casos de personas que no tienen para comer, que nadie los ayuda, que se sienten solos porque además son adultos mayores y nadie les da trabajo”, dijo.
Comentó que hace un par de días creó la página “Pancitos de Corazón”, en la que se busca recolectar alimentos para entregarlos en albergues, afuera de hospitales o algunas colonias marginadas de la ciudad.
Todos los interesados en ayudar pueden darle me gusta a la página y hacer la donación de lo que puedan, pero si el monto es mayor a 100 pesos reciben una funda de teléfono como regalo por parte de una compañía mexicana.
"Me hace sentir bien ayudar. Desde pequeño mi familia me enseñó a compartir; no me cuesta nada; yo estoy sano, tengo trabajo estable, tengo una familia y puedo ayudar a mucha gente que se siente sola”, agregó y es que la vida para este joven, originario de Hermosillo, Sonora, y apasionado del futbol americano no ha sido fácil, pues hace un año y medio intentó suicidarse por problemas personales, que creía que no podría afrontar y decidió tomarse unas pastillas para acabar con su vida.
El resultado fue que permaneció algunos días en coma. “Tuve demasiados problemas tanto personales como psicológicos que me orillaron a hacer acciones que ninguna persona debería hacer. Un día explotó todo en mi cabeza y me hizo sentir muy mal. Sentía que mi vida no valía nada y tuve un intento de suicidio; me tomé 15 pastillas, las cuales son una dosis muy fuerte”, dijo.
La historia de ese episodio de su vida quedó plasmado en un tatuaje que tiene en su brazo derecho, el cual representa el intento de suicidio.
"Una muerte segura y unas pastillas no pudieron contra mí. Esa experiencia me ayudó a darme cuenta de lo afortunado que soy y he decidido cambiar, y esos actos que en el pasado hice mal corregirlos y ahora hacerlos bien, ayudar a los demás, apoyar a mis amigos sin buscar una recompensa, ayudarlos como me hubiera gusta que me ayudaran a mí”, mencionó.
Actualmente Arnulfo trabaja en el subway de plaza Framboyanes en la ciudad de Veracruz. Entre sus pasiones está jugar futbol americano y pronto ingresará a la Universidad Veracruzana para continuar sus estudios.