Veracruz, Ver.- La piñata navideña es una tradición que se mantiene arraigada entre las familias veracruzanas, pues a pesar de la modernidad es un elemento que no puede faltar en estas fiestas decembrinas.
La figura más representativa es la de una estrella de siete picos, la cual fue introducida en la cultura popular mexicana como un elemento que sirvió a los conquistadores españoles en la evangelización de las antiguas culturas prehispánicas.
Objetos decorados con papeles de colores y elementos brillantes, que son suspendidos sobre cuerdas y se rompen con los ojos vendados mientras las personas presentes en la fiesta corean el tradicional “¡Dale, dale dale!.
En esencia los elementos representativos de este objeto se mantienen desde hace al menos cinco siglos, pues se trata de una figura que tiene como base un cántaro de barro, decorado por papel y objetos de múltiples colores, con siete picos y rellena de frutas o dulces.
Ricardo Cañas Montalvo, experto en historia y cultura, detalló que la piñata es la representación del diablo o del pecado, por eso es que en las fiestas se utiliza como un objeto que se debe de romper.
Los colores hacen de este objeto un elemento llamativo, vistoso, como podría presentarse el mal a los hombres, según la tradición cristiana, mientras que los siete picos representan los pecados capitales.
La tradición es romperla con los ojos vendados, después de haber dado vueltas hasta marearse, ya que la “fe cristiana” permitirá acabar con el mal a palos; en el marco de los festejos prenavideños y navideños, como son las posadas y la Navidad.
“En 1586 los fraile Agustinos van a recibir una bula por parte del padre, ósea un permiso por parte del Papa, para celebrar las misas de aguinaldo, la evangelización fue un proceso muy difícil porque no hablábamos el mismo idioma, es así como nacen las posadas y pastorelas, esa sí muy mexicanas”.
Aunque se piensa que se trata de una tradición mexicana no lo es, su origen se remonta a la antigua cultura asiática, ya que su existencia fue documentada por el explorador Marco Polo, quien la llevó de China a Italia, desde donde se extendió hacia España, que fue el país que la utilizó en su colonia en América para el proceso de evangelización.
Elías Iván Cruz es un piñatero veracruzano, quien ve en la temporada decembrina uno de los mejores momentos para la venta de este artículo, principalmente con las características que marca la tradición.
Desde el tiempo que llevo vendiendo piñatas se ha mantenido, yo he estado vendiendo cada año un poquito más, eso quiere decir que la tradición se mantiene, sobre todo en las familias
Actualmente, indicó el comerciante, el precio de las piñatas que vende Elías Iván Cruz varía entre los 35 pesos y los 2 mil 500 pesos, dependiendo el tamaño y las características, aunque las más solicitadas son las de siete y cinco picos, esta última una variante de las tradicionales.