Córdoba, Ver.- Para Mariana el ser madre no era algo que le hiciera feliz, atender a sus hijos, jugar con ellos y recibir algún regalo de su parte le ocasionaba molestia, enojo y tristeza, con ayuda del Grupo Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos entendió que la calma tienen que ser parte de su tratamiento y que más mujeres pasan por la misma situación guardando todo lo que llevan dentro.
“No pensé que ser mamá trajera muchas complicaciones, así lo veía, antes cuando mi esposo llegaba a casa era pelear, pensaba su trabajo era sencillo, mis tres hijos me pesaban , no podía con ellos, me sentía presionada con el desayuno, la comida, me desquitaba con ellos, me alteraba fácilmente”.
Ella fue una madre joven, hacer la comida o desayuno para su familia le molestaba, sentía que su vida era amargada y no entendía el porqué pues sabía que tenía con quien compartir su vida y estaba viendo crecer a sus tres hijos, pero el estrés y el enojo le hacían que caminar le ocasionarán pensamientos suicidas.
Mariana comentó que por su cabeza pasó el quitarse la vida, pero le preocupaba con quien iban a estar sus hijos por ello pensaba en también terminar con la vida de los cuatro para no causar más problemas y dejar de aparentar con la gente la familia que no eran, “no sabían cómo me transformaba en casa, celando a mi esposo, pensaba que tratar mal a su esposo haría que se quedará conmigo”.
Los festejos del 10 de mayo le hacían sentirse todo menos mamá pues sus hijos y su esposo le regalaba planchas o artefactos de cocina lo que en ella le hacía pensar que era para tener más trabajo del hogar.
Recurrió a psicólogos y los antidepresivos no le hacían cambios, empezó a dejarlos por miedo de volverse farmacodependiente de estos.
Afortunadamente Mariana llegó al grupo Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos y con las pláticas pudo notar que más mujeres pasaban lo que ella y hacían lo que ella desde niña idealizo como correcto.
A sus hijos les causó daños no solo emocionales sino físicos pues en su momento los golpes que ellas les daba les dejaron marcas y moretones.
Hoy las cosas son diferentes, pues Mariana ya convive con sus hijos, sus pensamientos suicidas se han ido de su mente, hoy sus tres “pequeños” ya son profesionistas y aunque ella no colaboró mucho en ese crecimiento y aprendizaje este 10 de mayo ya disfruta más la presencia de sus hijos y la convivencia con su familia sin aparentar nada.
“Hoy ya puedo disfrutar de mis hijos, platicamos, fue una labor difícil que emprendí para lograr un cambio, estuve con psicólogos, luego de pelear caía en agotamiento y siempre me la pasada de un extremo a otro, las peleas con mi esposo me orillaron a la depresión, pero yo no lo sabía”.