Como encargados de proteger los ecosistemas, de auxiliares en los procesos forestales e incluso siendo grandes aliados de la alimentación, los hongos tienen mucho que ofrecer, asegura Rubén Fernando Guzmán Olmos, egresado del doctorado en Ecología y Biotecnología del Inbioteca de la Universidad Veracruzana (UV).
El especialista apunta que estos organismos suelen tener "mala fama" entre una buena parte de la población que los asocia con los "hongos de los pies" o que les tiene miedo por los efectos alucinógenos o tóxicos. Sin embargo, poca gente conoce de los beneficios que estos organismos han dado al planeta desde hace más de 400 millones de años.
“Cuando vemos humedad en las paredes es que hay hongos, cuando ves humedad en sus pies y te pica es por un hongo. Esto hace que asociemos a los hongos a una cuestión negativa o a una cuestión que nos perjudica, pero detrás de estos hay muchísimos beneficios”, apunta.
Para el especialista, la riqueza que tiene México y en particular Veracruz de hongos puede ser aprovechada para desarrollar económicamente a regiones, para ayudar en procesos agrícolas e incluso para acelerar los procesos forestales en sitios como el Cofre de Perote y el Pico de Orizaba. ¿La clave para hacerlo?, “que la población conozca su importancia, que aprendan a cuidarlos y que los dejen hacer el trabajo que han realizado durante millones de años”.
Guardianes de los bosques
Rubén Fernando Guzmán Olmos estudió Biología en la Universidad Veracruzana fue ahí donde conoció la función de los hongos y desde hace más de 20 años los ha estudiado de manera particular. Ahora, recién egresado del doctorado en Ecología y Biotecnología busca contribuir al conocimiento de estos organismos.
El micólogo explica que el primer registro fósil que se tiene de un hongo data de hace 400 millones de años, sin embargo, a pesar del tiempo que han estado presentes aún queda mucho por descubrir.
“Los hongos han ayudado a muchos otros organismos no sólo a existir sino a desarrollarse en nuestro planeta. A los hongos los vemos y no los vemos al mismo tiempo. Están en todos lados, aquí mismo en el ambiente mientras hablamos o respiramos”, cuenta.
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Una de las funciones principales de los hongos está en los bosques, y es que detrás de los imponente árboles con cientos de años encima hay diminutas estructuras -10 veces más delgadas que un cabello humano- que les aportan nutrientes, les extienden sus raíces, les avisan cuando hay peligro e incluso les ahuyentan a los depredadores.
Considerados como los “guardianes de los bosques”, los hongos simbióticos son los encargados de tener redes de comunicación subterráneas entre los árboles. Funcionan, explica Guzmán Olmos, como extensores de las raíces para lograr comunicación entre árboles que se encuentran a grandes distancias.
Sin embargo, no son solo el “Facebook” de los bosques, sino que su trabajo va más allá. Son también los encargados de que la dinámica de los bosques se lleve de una manera armoniosa, al promover el intercambio de agua y nutrientes incluso antes de que los árboles hayan brotado, es decir, desde que son semillas germinando. “Si no está un hongo presente, hay muchas plantas que no pueden germinar o que mueren. Por eso es importante conocer estas dinámicas de estos organismos en los bosques”.
Los hongos son también los encargados de enviar las alarmas cuando descubren alguna anomalía. Así ante un cambio de uso de suelo, la llegada de algún depredador o la aparición de una nueva plaga, lanzan alertas para que todo el bosque se prepare para enfrentar la nueva y complicada situación. Son cómo los vigías que le avisan a los árboles que el enemigo viene en camino y que tienen que estar listos.
“Cuando recibe la alerta, la planta empieza a actuar diferente. Es decir, puede ser que acelere el proceso polinización o la producción de frutos para poder enfrentarse a cambios de suelo o que comience a producir compuestos químicos que matan al bicho que quiera afectar a la planta”, señala.
Ellos también son los responsables de reforestar los bosques tras incendios. Y es que al ser resistentes al fuego, son los encargados de buscar por debajo del suelo aquellas semillas que resistieron el embate del incendio y ayudarlas a que se conviertan en plantas. “Hemos visto en infinidad de ocasiones que después de un incendio, si el sistema no se toca, a los 5 o 10 años se regenera. Detrás de esto están los hongos”.
Hongos comestibles: ricos en proteínas y nutrientes
Sin embargo, no sólo los bosques pueden beneficiarse de los hongos sino también los seres humanos. Y es que existe una gran cantidad de organismos comestibles que contienen altas proporciones de proteína, lo que los hace un excelente sustituto a la carne. “De entrada, los hongos no tienen toxinas que sí se presentan en carnes de res o de cerdo; además la cantidad de proteína es mucho más elevada a consideración con esas carnes”.
Sin embargo, la proteína que aportan los hongos es muy difícil de asimilar en crudo, por ello es necesario que pasen por un proceso de cocción a fin de aprovecharlos en su totalidad.
Pero más allá del proceso nutricional, los hongos son una alternativa para el desarrollo de las comunidades que se encuentran asentadas en zonas rurales o boscosas. Y es que, asegura, cada día son más las personas que consumen y demandan hongos para incorporarlos a sus dietas.
Es cuestión de crear programas en los que se capacite a la gente para su desarrollo y aprovechamiento
Incluso, apunta que hay algunos tipos de hongos comestibles considerados como gourmet que son buscados por consumidores que pagan precios muy altos por ellos. “Un kilo de trufas, por ejemplo, puede costar arriba de 3 mil dólares”.
El especialista universitario apunta que los organismos que conocemos como hongos, es decir, esos brotes que vemos en la tierra o que compramos en los mercados son en realidad las estructuras que utilizan los hongos para reproducirse, es decir, sus frutos. “El hongo es una red blanca que no vemos porque está oculta en el suelo, nosotros conocemos y consumimos los frutos de los hongos”, explica.
Añade que debido a que estas partes visibles son la forma en la que se reproducen los hongos, es que resulta de vital importancia no destruirles y aprovecharlos de manera racional. Y es que su destrucción puede poner en riesgo incluso al ecosistema completo, ya que la red no puede alargarse y se corre el riesgo de que no se conecten con otros organismos de especies que necesitan ayuda.
A esto se le suma el riesgo de pérdida cultural, y es que en México existe una cultura milenaria que lo convierte en un país micófago. “Si perdemos esos hongos perdemos el asunto cultural del que depende las comunidades que viven en las zonas en las que se reproducen”, narra.
Por ello, el trabajo de Rubén como el de muchos otros especialistas en hongos del país es estudiar estos organismos, documentarlos y trabajar en su conservación, sólo así, se puede garantizar su permanencia otros millones de años más. El laboratorio de organismos simbióticos del Inbioteca UV realiza diferentes trabajos y estudios en el entendimiento de interacciones hongo-planta desde perspectivas ecológicas, biotecnológicas, sistemáticas y moleculares. El laboratorio es dirigido por Antonio Andrade Torres.