Córdoba, Ver.- Llegaron a México durante el Porfiriato, por años fue el único instrumento que se usaba para amenizar fiestas y reuniones de la aristocracia, sin embargo, hoy están en riesgo de desaparecer, te hablamos de los organilleros.
De origen aleman, pero adoptado como mexicano por todo el tiempo que lleva en nuestro país, el organillo es un instrumentos de viento que forman parte ya de la cultura mexicana que está compuesto por una caja de madera con puntillas de bronce que emiten diversas melodías.
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Víctor Hugo Sánchez García y Christian Rodríguez Sánchez, originarios del Estado de México, pero que recorren varios estados de la República Mexicana con su organillo nos cuentan que actualmente el oficio de organillero está en riesgo de perderse.
A pesar de que el oficio ha sido transmitido, en la mayoría de los casos, de genéración en generación, tal como sucedió con Víctor Hugo, quien lleva 13 años como organillero y platica que inició este oficio porque lo aprendió un tío que se dedicaba a lo mismo y que también lo aprendió de su papá.
“El organillo es un instrumento hecho de madera y de bronce y algunas partes de fierro y funciona a base de aire cuánta con una pieza como el acordeón y va generando aire que se distribuye por los silbatos y genera la música. Cada organillo tiene capacidad de tocar hasta ocho melodías”, dice.
Relata que el organillo llegó de Alemania a Mexico durante el porfiriato y era, en ese entonces, un instrumento de lujo que solo podía ser adquirido por personas de la clase alta de aquella época y les permitía amenizar sus fiestas y reuniones.
No obstante, a pesar de la importancia que llegó a tener en nuestro país, hoy el organillo se esté extinguiendo pues son pocos los que existen fuera de la Ciudad de México, además de que las nuevas generaciones no se interesan por aprender este oficio.
“El oficio de organillero va decayendo porque las nuevas generaciones ya no conocen de esto y no valoran el significado que tiene este instrumento que no es de aquí, pero que se adoptó por los mexicanos como una tradición de nuestra identidad”, comenta Víctor Hugo.
Quien hace un llamado a los ciudadanos a que cuando vean a un organillero en alguna esquina le apoyen con alguna moneda pues para ellos significa mucho, además de que permite continuar difundiendo el organillo que tanto le ha dado a México.
El caso de “Carmelita”, como ha llamado a su organillo, toca melodías como 100 años, cartas a Eufemia, La Vikina, Alejandra, México Lindo y Querido, Las Mañanitas, entre otros.