Veracruz, Ver.- Ricardo Eduardo Márquez García es mesero desde hace 18 años en uno de los restaurantes tradicionales del centro histórico de la ciudad de Veracruz, sin embargo, actualmente ejerce su oficio en medio del temor al contagio de Covid-19 y el de perder su empleo de un día a otro por la crisis que dejó la pandemia.
El entrevistado señaló que la emergencia sanitaria generó que muchos restaurantes cerraran de manera temporal por el periodo de cuarentena, mientras que otros ya no abrirán por la crisis económica que dejó.
En su caso, indicó que la pandemia significó una disminución en sus ingresos, ya que parte importante de éstos son las propinas que recibe de los comensales, pero al disminuir las ventas hasta en 90%, dejó de percibir dicho dinero.
Por otra parte, vive en la incertidumbre de saber si la situación empeorará y en el restaurante que trabaja deciden cerrar o realizar recorte de personal, por la baja en las ganancias.
El otro gran temor que tiene es a contagiarse de Covid-19, ya que su trabajo exige el contacto directo con personas de manera diaria y en muchos casos los clientes no atienden las recomendaciones que solicita la Secretaría de Salud.
“De los pocos clientes vemos que la mayoría de la gente mayor no se cuida, dice que esto es económico, que es diferente (…) No se cuidan y luego nos enteramos que dejaron de venir porque se murieron por Covid”, declaró.
Pese a ello, el entrevistado reconoció que seguirá laborando, pues hizo ver que las deudas y las necesidades de su familia es lo que lo incentiva a ganarse el sustento. Lo único que le queda, dice, es enconmendarse a Dios y seguir todas las medidas sanitarias en su trabajo y también previo al ingresar a su casa para evitar contagios en su familia.
Ricardo Márquez indicó que actualmente se transita a la nueva normalidad en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, lo que permitió que restaurantes recibieran de nuevo a comensales en sus establecimientos, aunque con las medidas estrictas de sanidad.
En primer lugar, dijo que la instrucción que tienen es recibir al 25% de la capacidad de los clientes, por lo que retiraron mesas para dejar el espacio de la sana distancia. Además, que tanto ellos como sus demás compañeros deberán portar de manera obligatoria caretas, cubrebocas, googles y gel antibacterial.
Reconoció que laborar en medio de la pandemia ha sido una experiencia inédita y complicada, pues no solamente tiene que estar preocupado por la seguridad sanitaria suya y de su familia, sino también por el riesgo que hay que su centro laboral cierre definitivamente sus puertas ante la falta de comensales que ha imperado desde hace tres meses.
"Sin duda que todo cambió en sólo unos meses", concluyó.