Nautla, Ver.- A pesar de los trabajos de concientización del cuidado de las tortugas, en la entidad se siguen presentando casos de muertes por pesca incidental y por ahogamiento por consumo de plásticos o microplásticos, aseguró Ricardo Yépez Gerón, director de la Fundación Yepez.
Entrevistado en el campamento tortuguero que la fundación tiene en Nautla, dio a conocer que el año pasado fueron localizados cuatro ejemplares muertos en la franja costera debido a la pesca incidental. De acuerdo al registro de los análisis que practican a las tortugas que mueren por varamiento, en 2017 se registraron tres muertes por consumo de plástico.
“La muerte de animales, varamientos, que es su nombre correcto, se ha mantenido en índices normales, pero se siguen presentando. Lo que preocupa de manera particular es el tema de la muerte por plástico, porque sabemos que en 2028 vamos a tener más plástico en el océano que peces, y eso podría incrementar el número de muertes”, dijo.
El encargado de la fundación que desde hace 40 años protege a las tortugas de la zona dio a conocer que aunque los trabajos de educación en la población y la aplicación de sanciones económicas han tenido efectos positivos en el respeto de las tortugas, se requerirán de por lo menos 20 años para que los resultados se puedan notar. “Ha ayudado mucho la aplicación de sanciones, como ocurrió en la Isla Salmedina, de Veracruz, por manipular a una tortuga. Además la gente que se dedica a la pesca tiene más cuidado para evitar que se atoren en las redes, pero aún nos falta mucho”, dijo.
Yépez Gerón advirtió que otro fenómeno que se ha comenzado a presentar en las costas veracruzanas es el arribo de tortugas entumecidas por las bajas temperaturas de las corrientes por las que transitan. Detalló que en lo que va de la temporada invernal al menos 15 tortugas jóvenes –de entre 1 a 3 años— fueron localizadas en la franja costera con signos de enfriamiento por la variación climática de los mares.
Dio a conocer que la última tortuga se encontró hace apenas unos días en la zona de playas de este municipio y que tras su rehabilitación se reintegró al mar nuevamente. “Lo que se hace es tomarlas y se colocan en unas tinas con agua de mar y con el calor del sol se desentumen. Las dejamos ahí en resguardo un par de horas para que puedan restablecerse y estar en condiciones de seguir con su vida”, dijo.
ARRIBO DE TORTUGAS
Dio a conocer que no todas son malas noticias, ya que en unos días más comenzarán los recorridos por la costa para detectar a las tortugas que llegan a desovar en la región. Detalló que cerca del 13 de marzo comienzan los monitoreos de rutina constantes en los 53 kilómetros de litoral costero, a fin de detectar y proteger los nidos en riesgo.
Se trata, dijo, de reconocer las zonas en las que el anidamiento ocurre en una zona peligrosa para las crías, ya que, aunque la tortuga cree que es seguro, la variación del nivel de los océanos hace que estos se mojen y no eclosionen. “Son pérdidas de hasta un 100 por ciento (…) el trabajo es recolectar estas nidadas, trasladarlas y depositarlas en diferentes corrales estratégicos para que sigan su proceso”.
El especialista indicó que tras un periodo de entre 45 a 60 días eclosionan y es ahí cuando arriban al campamentos escuelas, fundaciones, universidades y grupos para participar del proceso de “liberación de tortugas”, cuyo término correcto es “reintegración de crías a su hábitat natural”.
El número de animales a reintegrar varía dependiendo de la temporada que se trate; sin embargo, el número puede ir de 120 mil como mínimo a 1 millón 400 crías. A pesar del número de animales que vuelven al mar, las estadísticas señalan que sólo una de cada 10 mil llegará a su edad adulta y podrá regresar al lugar en el que nació a depositar sus huevos.