/ sábado 30 de octubre de 2021

No cesa el peligro para el manatí alvaradeño

Actualmente el factor que más influye en su exterminio es la pérdida de su hábitat y el exceso de lirio acuático

En las aguas de la zona lagunar de Alvarado habita un majestuoso y pacífico mamífero en peligro de extinción: el manatí.

Hasta hace apenas unos 20 años, este animal herbívoro era cazado por los lugareños principalmente por la carne, con la que se alimentaban varias familias, quienes dan cuenta de que se podían apreciar hasta tres sabores distintos.

Al ser un animal muy grande, los ejemplares llegan a pesar entre 600 a 800 kilos, aunque hay los que sobrepasan la tonelada, el manatí era considerado un recurso alimenticio valioso para una comunidad y terminaba guisado en tamales e incluso barbacoa y sus huesos como mango de cuchillos y machetes.

CAZA ILEGAL Y SUPERSTICIÓN

La maestra Blanca Elizabeth Cortina Julio, investigadora del Área Biología de la Conservación, perteneciente al Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana, desde hace 25 años se dedica a la conservación y protección del manatí en el Sistema Lagunar de Alvarado. Su principal labor es la educación ambiental, pues considera que solo conociendo cuán importante es una especie para el ecosistema es como podemos protegerlo conscientemente.

 

 

Cortina Julio indica que en México el manatí está en peligro de extinción por diversos factores, uno de ellos fue la caza indiscriminada, pues en los años 40 y 50 se reportaban al menos 20 ejemplares cazados al mes, y aunque con los años poco a poco fue menguando la actividad, hasta inicios del año 2000 la práctica continuaba de manera clandestina por algunos pescadores.

El problema con el manatí, señala la experta, es que su reproducción es muy lenta, pues solo tiene una cría cada dos años, por lo que las poblaciones son reducidas y la demanda que había por la caza no podía ser abastecida por la naturaleza del mamífero.

Además de aprovechar la carne, las personas usaban la piel del manatí, que es gruesa y rugosa como la del elefante, para forrar sillas y sillones, y a sus huesos se les atribuía propiedades curativas, entre ellas contra el asma.

“Al principio fue complejo llegar a las comunidades y decir ‘oiga no hay que cazar a las manatíes’, porque sí era una fuente importante para ellos; sin embargo, ahí entró la labor de la educación ambiental, de este sensibilizar acerca de su importancia, compartir acerca de los beneficios que tiene este mamífero para ellos en lo ambiental y claro, brindarles opciones para obtener recursos”, explica.

VITALES PARA EL ECOSISTEMA

Los manatíes, pertenecientes a la especie sirénidos, viven en ríos, lagunas y cenotes en zonas tropicales, no pueden vivir en aguas frías y se alimentan solamente de plantas acuáticas. En México este animal puede encontrarse en Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Chiapas.

Como todo mamífero, las madres cuidan de su cría y la amamantan hasta los tres años de edad, aunque alrededor de los dos años y medio comienzan a enseñarles a comer plantas.

Actualmente el factor que más influye en su exterminio es la pérdida de su hábitat, esto debido a la contaminación de las aguas; en el caso de el Sistema Lagunar de Alvarado, Cortina Julio indica que también influye el exceso de lirio acuático, pues esta planta se ha convertido en una especie invasora que no permite que entren los rayos del sol al agua y además termina funcionado como trampa para los pequeños manatíes, quienes se enredan en las raíces, ocasionando que se pierdan de sus madres.

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En este aspecto, indica que en la unidad donde ella labora se han dado alrededor de 10 rescates de manatíes que quedan huérfanos, los cuales son llevados al Acuario de Veracruz, donde se les da seguimiento, aunque explica que con ayuda de la comunidad se pudo rescatar y rehabilitar a un bebé al que llamaron Juventino, al cual cuidaron durante tres años hasta que pudo valerse por sí mismo para ser liberado.

Blanca Elizabeth Cortina Julio, investigadora del Área Biología de la Conservación / Foto: Cortesía | Entrevistada

La maestra Blanca indica que los manatíes son consideradas una especie “sombrilla”, es decir, al cuidarla a ella se protegen muchas otras especies que son más pequeñas.

En cuanto al medioambiente, al ser muy sensibles a las condiciones de su entorno, se convierten en un fuerte indicador de la salud del cuerpo de agua que habitan; además, ayudan a la fertilización del sitio con sus heces y a la oxigenación del agua al remover el suelo a su paso.

EDUCACIÓN AMBIENTAL, NECESARIA

Para Julio Cortina la Educación Ambiental y realizar labores de divulgación y sensibilizaciones son vitales para que la población aprenda por qué es importante cuidar la flora y fauna que lo rodea.

“Las personas no depredan porque quieran hacer daño, sino porque la mayoría de las veces desconoce cuál es el impacto de su acción, por ello sensibilizar es importante, qué conozcan por qué es importante para ellos”, explica la investigadora.

 

 

Cuando el proyecto de conservación del manatí llegó a la zona del Sistema Lagunar de Alvarado, se tuvo que trabajar en darle a las comunidades opciones para generar recursos económicos, por tanto, se emprendieron proyectos sustentables, como cultivo de especies acuáticas, como mojarras y almejas; la elaboración de artesanías con base en lirio acuático y actualmente se encuentran diseñando estrategias de turismo ecológico.

La maestra Cortina indica que hasta el momento se han dado 320 talleres de educación ambiental, los cuales se comenzaron en niños y niñas de más de 30 comunidades que abarca la zona lagunar, y poco a poco se fue llegando a amas de casa y pescadores. Actualmente, indica, hay una estrecha colaboración con las comunidades, y soy ellos mismos los que reportan cuando ven algún manatí herido o varado y se aprontan a salvarlo.

Indica que en el Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana se trabaja para conformar el Centro de Rehabilitación para el Manatí, y dar un paso más en el trabajo que expertos y comunidad realiza a favor de la conservación del manatí no sólo para Veracruz sino para el país.

En las aguas de la zona lagunar de Alvarado habita un majestuoso y pacífico mamífero en peligro de extinción: el manatí.

Hasta hace apenas unos 20 años, este animal herbívoro era cazado por los lugareños principalmente por la carne, con la que se alimentaban varias familias, quienes dan cuenta de que se podían apreciar hasta tres sabores distintos.

Al ser un animal muy grande, los ejemplares llegan a pesar entre 600 a 800 kilos, aunque hay los que sobrepasan la tonelada, el manatí era considerado un recurso alimenticio valioso para una comunidad y terminaba guisado en tamales e incluso barbacoa y sus huesos como mango de cuchillos y machetes.

CAZA ILEGAL Y SUPERSTICIÓN

La maestra Blanca Elizabeth Cortina Julio, investigadora del Área Biología de la Conservación, perteneciente al Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana, desde hace 25 años se dedica a la conservación y protección del manatí en el Sistema Lagunar de Alvarado. Su principal labor es la educación ambiental, pues considera que solo conociendo cuán importante es una especie para el ecosistema es como podemos protegerlo conscientemente.

 

 

Cortina Julio indica que en México el manatí está en peligro de extinción por diversos factores, uno de ellos fue la caza indiscriminada, pues en los años 40 y 50 se reportaban al menos 20 ejemplares cazados al mes, y aunque con los años poco a poco fue menguando la actividad, hasta inicios del año 2000 la práctica continuaba de manera clandestina por algunos pescadores.

El problema con el manatí, señala la experta, es que su reproducción es muy lenta, pues solo tiene una cría cada dos años, por lo que las poblaciones son reducidas y la demanda que había por la caza no podía ser abastecida por la naturaleza del mamífero.

Además de aprovechar la carne, las personas usaban la piel del manatí, que es gruesa y rugosa como la del elefante, para forrar sillas y sillones, y a sus huesos se les atribuía propiedades curativas, entre ellas contra el asma.

“Al principio fue complejo llegar a las comunidades y decir ‘oiga no hay que cazar a las manatíes’, porque sí era una fuente importante para ellos; sin embargo, ahí entró la labor de la educación ambiental, de este sensibilizar acerca de su importancia, compartir acerca de los beneficios que tiene este mamífero para ellos en lo ambiental y claro, brindarles opciones para obtener recursos”, explica.

VITALES PARA EL ECOSISTEMA

Los manatíes, pertenecientes a la especie sirénidos, viven en ríos, lagunas y cenotes en zonas tropicales, no pueden vivir en aguas frías y se alimentan solamente de plantas acuáticas. En México este animal puede encontrarse en Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Chiapas.

Como todo mamífero, las madres cuidan de su cría y la amamantan hasta los tres años de edad, aunque alrededor de los dos años y medio comienzan a enseñarles a comer plantas.

Actualmente el factor que más influye en su exterminio es la pérdida de su hábitat, esto debido a la contaminación de las aguas; en el caso de el Sistema Lagunar de Alvarado, Cortina Julio indica que también influye el exceso de lirio acuático, pues esta planta se ha convertido en una especie invasora que no permite que entren los rayos del sol al agua y además termina funcionado como trampa para los pequeños manatíes, quienes se enredan en las raíces, ocasionando que se pierdan de sus madres.

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En este aspecto, indica que en la unidad donde ella labora se han dado alrededor de 10 rescates de manatíes que quedan huérfanos, los cuales son llevados al Acuario de Veracruz, donde se les da seguimiento, aunque explica que con ayuda de la comunidad se pudo rescatar y rehabilitar a un bebé al que llamaron Juventino, al cual cuidaron durante tres años hasta que pudo valerse por sí mismo para ser liberado.

Blanca Elizabeth Cortina Julio, investigadora del Área Biología de la Conservación / Foto: Cortesía | Entrevistada

La maestra Blanca indica que los manatíes son consideradas una especie “sombrilla”, es decir, al cuidarla a ella se protegen muchas otras especies que son más pequeñas.

En cuanto al medioambiente, al ser muy sensibles a las condiciones de su entorno, se convierten en un fuerte indicador de la salud del cuerpo de agua que habitan; además, ayudan a la fertilización del sitio con sus heces y a la oxigenación del agua al remover el suelo a su paso.

EDUCACIÓN AMBIENTAL, NECESARIA

Para Julio Cortina la Educación Ambiental y realizar labores de divulgación y sensibilizaciones son vitales para que la población aprenda por qué es importante cuidar la flora y fauna que lo rodea.

“Las personas no depredan porque quieran hacer daño, sino porque la mayoría de las veces desconoce cuál es el impacto de su acción, por ello sensibilizar es importante, qué conozcan por qué es importante para ellos”, explica la investigadora.

 

 

Cuando el proyecto de conservación del manatí llegó a la zona del Sistema Lagunar de Alvarado, se tuvo que trabajar en darle a las comunidades opciones para generar recursos económicos, por tanto, se emprendieron proyectos sustentables, como cultivo de especies acuáticas, como mojarras y almejas; la elaboración de artesanías con base en lirio acuático y actualmente se encuentran diseñando estrategias de turismo ecológico.

La maestra Cortina indica que hasta el momento se han dado 320 talleres de educación ambiental, los cuales se comenzaron en niños y niñas de más de 30 comunidades que abarca la zona lagunar, y poco a poco se fue llegando a amas de casa y pescadores. Actualmente, indica, hay una estrecha colaboración con las comunidades, y soy ellos mismos los que reportan cuando ven algún manatí herido o varado y se aprontan a salvarlo.

Indica que en el Instituto de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana se trabaja para conformar el Centro de Rehabilitación para el Manatí, y dar un paso más en el trabajo que expertos y comunidad realiza a favor de la conservación del manatí no sólo para Veracruz sino para el país.

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