Córdoba, Ver.- Salud, protección y la erradicación de la pandemia son aspectos que los fieles católicos piden a Dios en las celebraciones eucarísticas dentro de la Catedral de la Inmaculada Concepción de Córdoba.
Además, acuden feligreses a bendecir sus palmas de una forma diferente a comparación del 2019.
A sus 73 años de edad, Doña Cristina acudió a la Catedral con sus dos palmas entretejidas con romero y laurel, portando un vestido en tono naranja y negro con un suéter color palo de rosa que hace juego con sus tenis.
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Ella mencionó que pidió a Dios la oportunidad de vida a más niños este año, que cuiden de los ancianos y enfermos, y que se erradique la pandemia.
Su cabello blanco estaba trenzado y en sus ojos la ilusión de que sus palmas fueran bendecidas, pues con la pandemia de Covid-19, la dinámica para esta actividad es ahora diferente.
Permitieron la afluencia del 60 por ciento dentro de la iglesia mientras que en el atrio, más personas adultas, jóvenes y niños esperaban respetando la sana distancia a que los ayudantes del párroco que ofició la misa diera la bendición a las palmas.
En años pasados, la bendición de las palmas solía realizarse acercándose a las personas pues se aprovechaba para recibir agua bendita pero con la pandemia, la técnica de “rociado” se realizó de forma general o bien a la distancia para evitar un contacto directo con las personas.
Gloria, de 50 años y su mamá Tere de 80 años, son católicas y muy tradicionalistas. Ambas expresaron que para ellas fue difícil que el año pasado este tipo de eventos eclesiásticos fueran cancelados pues empezaba la temporada de Covid-19 en la ciudad y hoy, a un año de la pandemia, su fe creció.
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Pidieron a Dios por la salud de los enfermos, de aquellos que están en los hospitales recuperándose del Covid-19 y que la estabilidad económica pueda ir levantando.
La misa dominical de las 8:00 de la mañana fue una celebración donde se pedía respetar la sana distancia y para todas aquellas que ya no alcanzaron lugar dentro del templo, esperaron en el atrio con palma en mano pues las cubetas con agua bendita estaban siendo cargadas por las personas ayudantes.
A diferencia del 2019, el atrio de la catedral lució vacío en torno a los vendedores de palmas y aunque este año hubo algunos que se colocaron a las afueras de la Catedral y otros templos católicos de la ciudad, lo atractivo de la celebración era ver como los artesanos trabajaban la palma con la facilidad de no cortarse al momento de estar armando la cruz o alguna otra figura.