La educación superior en México y Latinoamérica se está rezagando aún más de lo que debiera, muchas veces, por la reticencia al cambio que presentan profesores, directivos y funcionarios de mayor edad, alertó el investigador Salvador Malo Álvarez.
En su intervención en el “webinar” “Competencias internacionales para la próxima década”, coordinado por la Universidad Veracruzana, expresó que la educación superior se está transformando desde hace 25 años, pero no de la misma manera en todas las universidades.
Señaló que en el país de por sí había un rezago, pero no era tan significativo como ahora: “No se está dando a la velocidad que necesitamos, a pesar de que con el Covid se empezaron a tomar con mayor seriedad las tecnologías digitales”.
“La educación tiene que cambiar porque el mundo está cambiando. El ritmo es ahora mucho más rápido. Los jóvenes que ahora egresan de las universidades nunca van a parar de estudiar”, expresó.
INSERCIÓN LABORAL
También dijo que para la inserción al campo laboral, los jóvenes enfrentan el desafío de cumplir con un conocimiento cada vez mayor, algo que no sucedía hace 50 años.
“Todo mundo tiene que seguir estudiando porque la dinámica de conocimiento, la generación de tecnologías y el avance de los problemas hace que no podamos parar de estudiar”.
Mencionó que eso sucedía antes solo con los médicos, quienes después de graduados se tenían que mantener al día en las distintas áreas del saber, pero en la gran mayoría de las demás carreras no había tanta presión.
En el marco del décimo aniversario de la Dirección General de Relaciones Internacionales de la UV, la investigadora Victoria Galán considera urgente enseñar por competencias.
Para lograrlo, opina que se debe incluir a los expertos de la práctica en las plantillas de docentes, con la finalidad de que enseñen la importancia de aprender constantemente para resolver problemas reales, no aquellos que están en libros.
Al respecto, Salvador Malo complementó que la educación superior tendrá que buscar cómo preparar a los jóvenes para que tengan competencias para aprender, comunicar sus conocimientos y resolver problemas.
“Lo que estamos aprendiendo en el siglo XXI es que la sociedad y la naturaleza no se comportan por disciplinas sino por problemas que se enfrentan desde distintas disciplinas”.
Los profesores ocupan el tiempo de los jóvenes en cosas que no van a utilizar, cuando lo vital es que los estudiantes aprendan a resolver problemas y los lleven a la colaboración e interdisciplinaridad, indicó.