Córdoba, Ver.- ¿Has sentido alguna vez que no perteneces al lugar en el que te encuentras? ¿Que aunque la habitación o la mesa está llena de personas no estas a gusto? Es el sentimiento de la soledad y es una emoción más común de lo que se piensa y más peligrosa de lo que se cree.
Sin embargo, no todos los que la experimentan logran identificarla y, mucho menos, se atreven a pedir ayuda para poder autoentenderse y canalizar todas esas emociones que solo generan conflictos intrapersobales y los limitan a poder relacionarse con alguien más.
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Ese fue el caso de Fernanda, Said y Enrique, tres historias de vida diferentes unidas por un mismo sentimiento: la soledad, que por muchos años les impidió poder luchar por lo que quieren, sentirse insuficiente para alguien más y hasta hacer lo que fuera para sentir que pertenecían a un grupo de personas y quienes entienden que el sentimiento de soledad no respeta, edad, sexo, raza o religión.
Fernanda, de 29 años de edad, comenta que desde siempre tuvo esa sensación de soledad que le provocaba llanto y hacía que fuera retraída, no podía concentrarse en alguna cosa y, peor, esa sensación de vacío la hacía perderse de cosas importantes.
“Cuando yo despertaba sentía esa sensación de soledad que reflejada con llanto y era muy retraída. A lo largo de mi vida he podido sentir como esa sensación de vacío me hacía perder muchas cosas y también me generaba problemas para poder relacionarme con más gente, no tenía sentido de pertenencia a un grupo social, escolar, familiar. Era algo tan fuerte, que me llevó a no querer vivir”, relata.
Estar solo y sentirse solo
E insiste, que estar solo no es lo mismo que sentirse solo; estar solo es no rodearse de personas, pero sentirse solo es un sentimiento que te llega de momento, así estés con tu familia, con tus amigos y no sabes cómo explicar lo que sientes, solo sabes que quieres huir de ahí.
“Tenía un buen trabajo, tenía una familia, no me faltaba nada y empecé a sentir un vacío emocional. Ya nada me tranquilizaba, este sentimiento de soledad me llevó a perder lo que tenia y perderle sentido a la vida como tal”, pero poco a poco ha ido aprendiendo a sobrellevar esa emoción.
Al respecto, Said R, de 26 años de edad, cuenta que en su caso, el sentimiento de soledad lo experimentó desde muy pequeño, aunque en ese momento no sabía lo que era, pues siempre fue un chico con problemas para socializar aún y cuando sus padres le demostraron cariño todo el tiempo.
“Fui una persona con mucho cariño por parte de la familia, pero no me sentía bien, quería la atención de los compañeros de escuela, de maestros, tenía necesidad de sentirme aprobado por los demás. Tenía mucho miedo, miedo al rechazo por parte de los demás y así fui creciendo con ese padrón. Ese mismo sentimiento de soledad me llevaba a aislarme”, cuenta.
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Y en la búsqueda de aceptación de los demás, para tratar de tapar ese vacío emocional que le generaba la soledad comenzó a desarrollar episodios de ansiedad y al mismo tiempo desarrollar conductas de personalidad cambiantes, también comenzó a ingerir bebidas en embriagantes, acudir a fiestas o reuniones donde el sentimiento de soledad se iba, pero al final regresaba.
Finalmente, Enrique, de 50 años de edad, precisa que este sentimiento de soledad lo llevó a aislarse más, evitaba salir con amigos a dar la vuelta, en su lugar prefería estar en algún rincón de su casa, con sus cosas, quedando finalmente sin nadie con quien hablar de su día a día.
Recuerda que en la escuela le costaba relacionarse con compañeros, evitaba juegos que involucraran a más de uno y sobre todo, “hoy me doy cuenta que debí jugar más con compañeros. Esta soledad me llevó a poner pretextos para no salir con compañeros o amigos, incluso me daba miedo venir al centro, estaba rodeado de gente y me sentía solo sin saber que era lo que estaba experimentando”.
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Para ellos, enfrentar ese sentimiento no ha sido fácil, pero a través del Grupo Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos hoy cuentan con las herramientas psicoemocionales para poder enfrentarlas y sobre todo, volver a encontrarle sentido a la vida, pues afirman: “La soledad se experimenta en cualquier etapa de la vida, solo hay que saber identificarla y pedir ayuda. Quizá las emociones ahí están, pero hoy tengo las herramientas para poder enfrentarlas”.