En la búsqueda de mejorar la producción en el campo, productores agrícolas han caído en el uso excesivo de fertilizantes, perjudicando de manera indirecta el suelo, coincidieron el biólogo Guillermo Montealegre, asesor ambientalista, y el doctor Francisco Hernández Rosas, profesor investigador del Colegio de Postgraduados de la zona Córdoba.
Y es que consideran que actualmente la mayoría de los productores agrícolas fertilizan su campo “por tradición”, sin realizar previamente un estudio de suelo que les indique las necesidades de su tierra, lo que finalmente produce impactos negativos en el medio ambiente y en la producción final, generando incluso un bajo rendimiento por hectárea.
“Las personas no saben qué necesita ni su cultivo, ni su suelo, ponen fertilizante por tradición y no hacen análisis de suelo para saber qué tiene el suelo donde están cultivando, aun cuando un análisis de suelo nos va a permitir a saber con qué nutrientes tiene el suelo y qué le falta y, a partir de ahí, determinar qué tipo de fertilizante es el más adecuado para el campo” comentó Hernández Rosas.
Quien agregó que hoy por hoy, la gran mayoría de los productores creen que por el hecho de fertilizar están cumpliendo con el proceso de nutrición del cultivo, sin tomar en cuenta el PH, la acidez o alcalinidad de la tierra, lo que impide en gran parte la disolución del producto evitando que cumpla con su función de nutrición a la planta.
El profesor investigador del Colegio de Postgraduados, reiteró que es urgente que los productores agrícolas entiendan que antes de realiza alguna siembra se debe realizar un estudio de suelo, que no cuesta más de mil 200 pesos, que les permita conocer las necesidades de la tierra a fin de poder seleccionar el fertilizante que más les convenga para mejorar su campo y por ende su producción.
"Creen que solamente con echar abono, como dicen, creen que están nutriendo su planta, quizá sí porque le riegan y tiene un reacción y un porcentaje de ese sí llega a la planta, pero hemos observado que a veces que hasta el 50% de lo que se aplica de abono o fertilizante no llega a la planta por falta de condiciones del suelo para que se diluya ese fertilizante”, agregó.
Hernández Rosas explicó que aplicar un fertilizante que no cubre las necesidades del campo genera una alcalinidad o acidez a la tierra, lo que a largo plaza provoca contaminación a los mantos freáticos e incluso genera acumulación de nutrientes en la tierra que terminan haciéndola inservible para la producción agrícola.
Al respecto, el biólogo Guillermo Montealegre, señaló que si bien los fertilizantes tienen como objetivo mejorar la calidad de la producción del campo, también es cierto que usarlos de manera excesiva y sin un control, provoca que se genere un impacto ambiental irreversible que termina afectando al medio ambiente y por ende a la productividad de la tierra.
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“Actualmente los productores hacen uso indiscriminado de este recurso, sin la asesoría de especialistas lo que provoca impacto al suelo, incluso hoy por hoy hay suelos salinizados que se traduce en que son poco aptos para la siembra”, lo que, dijo, puede generar poca producción que a su vez se traduce en aumento de precios hacia el consumidor final.
Y es que destacó que al tener suelos poco productivos genera que el productor aplique más fertilizantes y químicos y que al final de la temporada, al hacer cuentas de montos de inversión y montos de ganancia, termina que fue más lo que invirtieron en químicos y fertilizantes, que lo que lograron en producción por lo que se ven obligados a aumentar costos.
Por ello, ambos especialistas, coincidieron en que antes de realizar algún tipo de siembra es importante realizar un estudio de suelo que permita al productor conocer las condiciones de la tierra y a partir de ahí buscar la ayuda de especialistas para que determinen que tipo de nutrientes químicos se deben aplicar para mejorar la productividad y hacer un campo autosustentable.