Orizaba, Ver. - Desde su infancia, su vida giró en aros, listones y pelotas, sin embargo, sus aspiraciones la llevaron a convertirse en juez nacional de gimnasia artística, profesora y madre, Beatriz Tonantzin Aguilar Villalvazo, nos cuenta su historia.
Su madre es directora de una academia de gimnasia, por lo tanto, desde niña creció rodeada de listones, pelotas, aros y leotardos de colores con piedras que hacían brillar aún más a su portadora, pero lo que empezó como una actividad que la acercaba a su mamá, a los 12 años su vida empezó a tener otra perspectiva.
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"Yo tenía 4 años y mi mamá trabajaba en los DIF de Ixtaczoquitlán y Río Blanco, tuve la oportunidad de ir a competencias nacionales y estatales, antes no era fuerte la gimnasia rítmica, pero con los cambios de escuela y cuestiones de salud a los 12 años lo dejé".
Sin embargo, continuó con sus clases de gimnasia sin tomar parte de las competencias, se dedicó a sus estudios y ayudaba a su mamá con las clases que no podía dar y a los 18 años empezó a impartir clases en cursos de verano en la Casa de Cultura de Orizaba, siendo así más su llamado a entrenar a alguien más, dejando de lado las clases.
Los años transcurrieron y a los 18 años ingresó a la carrera de Educación Física que con el paso del tiempo le permitió poder abrirse camino poco a poco en conocimientos y dar clases a las niñas; un año antes de culminar su universidad tuvo la oportunidad de poder dar clases.
En el 2012 fue que tuvo su primera competencia nacional y estatal con su grupo, donde aquellas niñas hoy en día son estudiantes de universidad, aunque continúa dando clases a otras jóvenes.
¿Cómo llegó a ser juez nacional de gimnasia artística?
Volviéndose entrenadora, logró poner en buen lugar a niñas que pasaron de categoría. En el 2013 inicio como juez estatal, pero su deseo de ser entrenadora siguió, pero el avance de sus alumnas se vio en la necesidad de presentar el examen para poder ser juez nacional y en el 2017 pudo hacerlo realidad, pues la Ciudad de México le dio la oportunidad de hacer esta prueba y salir victoriosa.
Recalca que para ser juez de gimnasia el proceso es largo y de varios estudios, pero la constancia de estar con las niñas ve un panorama más abierto cuando se sienta a juzgar para que esto pueda ser perfeccionado.
Actualmente, es nivel 3 en gimnasia artística y próximamente aspira a ser juez nacional en gimnasia estética y la diferencia entre estos es que la gimnasia rítmica lleva más el aparato como aro, cuerda, listón y pelota y la gimnasia estética, tiene más años de vida en otros países y recientemente se está añadiendo como modalidad por ello ha observado la expresión del cuerpo, sentir la música y hacer sentir al público lo que quieren expresar.
Su labor como juez en el grupo Angels Ritmic es ser de apoyo al club cuando se trata de montar las coreografías, corrigiendo movimientos en el cuerpo.
Aguilar Villalvazo, comenta que en la gimnasia estética se califica lo mismo, siendo los detalles los que puedan perjudicar a los niños, "abrimos el panorama de los niños, no es que los maestros no lo sepan, pero entre todo el montaje se van algunos detalles, donde se busca no tener errores".
Su objetivo para este 2023 es ser juez nacional de gimnasia estética y poder superarse a sí misma, pues mediante un curso pueda tener su certificación como tal.
Modo mamá activado
Combinando sus horas laborales con su tiempo completo para ser mamá, afirma que es una tarea difícil, no obstante que sus hijas compartan el mismo amor por la gimnasia hace que en ocasiones ella las enseñe, o bien, mientras ella labora sus pequeñas están tomando clases.
Llevar a sus hijas a la escuela, estar en la labor del hogar, luego darles de comer y continuar la rutina de trabajo, ha sido una actividad de mucha organización.
Finalmente mandó un mensaje a todas las niñas y niños que buscan entrar en el mundo de algún deporte, o bien, si en donde están no se sienten cómodos o respetados, siempre es viable cambiar de opción y hablar con los padres.
Nota publicada en Sol de Orizaba