Xalapa, Ver.- Obispos veracruzanos dijeron que esta crisis sanitaria por el Covid-19 ha ensombrecido los diferentes campos de la vida familiar y comunitaria de los pueblos; como se constata en una economía en decrecimiento, el aumento de la pobreza, negocios y empresas obligados a cerrar, aumentando el desempleo y la incertidumbre para muchas familias. Se padece un sistema de salud insuficiente y con graves deficiencias.
En el mensaje navideño “Vamos a Belén”, dijeron que, por otra parte, se tiene la realidad política con poca participación, descalificaciones y no incluyente, con una democracia incompleta, marcada por resentimientos sociales; un sistema educativo débil, con una formación que no abarca la integridad de la persona y los auténticos valores.
“A esta situación compleja, se suman los lamentables hechos de violencia que crecen tanto al interior del hogar como en las comunidades: asesinatos de periodistas, alcaldesas y ediles, violencia contra la mujer y personas vulnerables. Todo esto propiciado por causas multifactoriales, pero muchas veces fruto de las adicciones, del narcotráfico, el crimen organizado y de las ideologías contra la vida que siembran desesperanza, tristeza y miedo”, señalaron.
Así, remarca que la Palabra de Dios durante este tiempo litúrgico del Adviento ha venido interpelando a todos los cristianos para prepararlos con un corazón dispuesto a reavivar la realidad “de este gran misterio de amor, por el que Dios quiso hacerse hombre, para que nosotros nos convirtiéramos en hijos de Dios”.
El documento remarca que, a partir del 16 de diciembre, los mexicanos comienzan un novenario que quedó impreso en el corazón de todas las familias, cuando los misioneros evangelizadores, quisieron así preparar la celebración cercana de la Navidad con la tradición de “las posadas” y “misas de aguinaldo”, para hacer crecer el deseo de una conversión al Señor, purificando el alma y fortaleciendo la fe, que ha de fructificar en la comunión fraterna, la esperanza y la alegría.
“Ante las situaciones que hemos estado viviendo y padeciendo, por las consecuencias de la violencia, la pandemia y el deterioro de la economía y los valores familiares, no faltará quién se pregunte: ¿tendrá sentido la Navidad para nosotros? ¿cómo podremos celebrar la Navidad?”, cuestionaron.
En efecto, respondieron, se vive una crisis profunda, que se ha acentuado por la pandemia del Covid-19 que ha mostrado la fragilidad de las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas en que se sostiene nuestra vida.
“En nuestra Nación y particularmente en las ocho diócesis que conformamos la Provincia Eclesiástica de Xalapa, no cesan los contagios y las muertes por el virus; los afectados y fallecidos no son simples datos estadísticos, sino que son nuestros familiares, amigos, miembros de nuestra comunidades parroquiales, o personas que tenían una responsabilidad, social o pastoral entre nosotros: constatamos que la enfermedad y la muerte han tocado al personal médico, y a otros hermanos que ofrecen diferentes servicios sociales, enfermeras, religiosas y sacerdotes”, abundaron.
Expusieron que la tensión social crece aún más ante el constante uso de un lenguaje polarizado de quienes pretenden el monopolio de la verdad y la honestidad, descalificando a cualquier persona o grupo que piense de otra manera, dando lugar a rivalidades, revanchas y actitudes que no posibilitan un mínimo diálogo para acuerdos constructivos, ni favorecen la concordia ni la fraternidad.
“Ante los desafíos que nos plantean estos tiempos, hagamos de nuestras familias y de cada una de nuestras comunidades parroquiales un oasis de misericordia desde donde se irradie la presencia de Cristo, que nos llene de alegría y fortalezca nuestra esperanza. Podamos así, a la luz de su Palabra, construir un mundo donde se respete la dignidad humana y se vivan los dones de la paz, la justicia y el amor. Cumpliremos así el mandato del Señor: Ustedes son la luz del mundo”, subrayaron.