Tu sexualidad no te hace más ni menos, dice Aníbal Alvarado Ríos, al tiempo de definirse como un hombre privilegiado, con muy buena fortuna, pleno de amor y quien no necesita nada ni de grandes cosas en este momento de su vida.
Desde siempre supo que había algo diferente en él y aunque no sabía definir qué era, sí tenía mayor conexión con los niños.
Al crecer en un pueblo grande, moldeó lo que podía de su personalidad para permanecer oculto en el closet, hasta los 17 años que salió de su tierra para llegar a estudiar fotografía en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, donde se encontró con una comunidad tan amplia y con mente tan abierta, donde su sexualidad era lo de menos.
Únicamente en dos ocasiones se ha sentido discriminado a causa de su preferencia sexual, una a los 21 años cuando caminaba de la mano por un parque con su pareja y unos trabajadores les gritaron ¡maricones!; la otra, años más tarde, en su trabajo, cuando una señora le preguntó ¿a poco eres gay? Y le dijo que rezaría por él.
En ese momento se sintió atacado y desprotegido, afortunadamente ha crecido en un círculo de amistades en el que cada vez importa menos la preferencia sexual que no define quién es la persona en sí. Reflexiona, muy pocas cosas y muy pocas veces se ha sentido ofendido.
Xalapa, además de recibirlo con los brazos abiertos, le abrió las puertas al mundo del arte, donde sólo tenía que ser él y fue mucho más fácil ser quien realmente era, por otro lado en el círculo de mentes abiertas que frecuentaba era irrelevante quién era, donde la consigna era sé lo que quieras ser.
En ese cerebro con muchas mentes, era irrelevante la sexualidad de sus integrantes, fue ahí donde Aníbal descubrió quién era, por lo cual su salida del closet se dio poco a poco y sin darse cuenta.
Cuando a los 23 años se sinceró con su padres, ellos le dijeron que cómo había podido dejar pasar tanto tiempo viviendo eso sin compartirlo y sin su apoyo, aunque ahora que lo piensa no siente haberlo sufrido, ya que en casa les hicieron muy independientes y le dieron la confianza de ser él.
Por otro lado en su grupo de amigos, la preferencia sexual nunca fue el motivo para unirse ni para formar comunidad.
Al considerarse un hombre tan afortunado piensa que nadie debería sufrir ni tener que defenderse por ser como es ni tendría que negarse, pues lo que piensen los demás es problema de ellos, además eso no se puede cambiar.
Aníbal Alvarado cree que la pandemia trajo cambios representativos en la vida de las personas. Él por ejemplo renunció a su trabajo de diez años y de pronto se vio desempleado. La pandemia le hizo recapitular en sus prioridades y volvió a encontrarse, reconoció su personalidad creativa y retomó su proyecto de desnudos “Relatos de un animal enamorado”, ya que el modo más animal del hombre se manifiesta cuando está enamorado.
Sus fotos de desnudos masculinos están enfocadas hacia el romanticismo, al amor romántico y hasta cursi. La primera parte para estar enamorado es estar bien contigo mismo, dice, por lo cual se ha rodeado de gente con mente abierta.
Por otro lado, ha retomado sus asesorías fotográficas con las que ha guiado a sus alumnos desde 2017, lo cual le hace tan feliz, que lo haría gratis. Dar clases lo hace tan feliz, pues intenta ser el maestro que le hubiera gustado tener.
En este momento, se considera un hombre feliz y afortunado. Le gusta su rostro, su cuerpo, su voz, su arte, su forma de pensar y escuchar, por lo que lo único que quisiera hacer es el Camino a Santiago, una y otra vez, pues éste le cambió la vida.
En agosto de 2016 soñaba todos los días con él, como si le llamara, y allá fue como pudo, sin un fin religioso, sin embargo en ese momento personas muy allegadas a él luchaban contra el cáncer. En éste encontró dónde poner su mente, su corazón, su cuerpo y aprendió que hay que seguir amando, y sus familiares sanaron. También entendió que la muerte no es tan importante, que lo relevante son las vivencias con las personas y sobre todo aprendió que no necesita nada, solo agradecer.