Córdoba, Ver.- Problemas como dormir todo el día, no asearse y tener un distanciamiento con la familia son alarmas que mandan las emociones donde muestra que algo ocurre, en el caso de Liz y Mary, relataron sus experiencias cuando hace años intentaron suicidarse y que hoy viven para ayudar a más personas a no pasar por lo que a ellas un día vivieron.
Para Mary de 32 años, las fechas decembrinas eran sinónimo de tristeza pues hace años su padre se fue a trabajar a otro estado dejando a su mamá, “yo desde ese hecho sentí fui propensa a la depresión, empezaba a escuchar que mi familia reía, se tomaba fotos y se abrazaban, para mí eso era una tortura, sentí frío y temblor, yo me encerraba en mi cuarto”.
Para ella desde que su papá se fue a trabajar lejos las fechas decembrinas no tenían sentido, sin embargo, los años pasaron y ella continuaba su lucha con el fantasma de la depresión, pero algo en su adolescencia la marcó al sufrir un abuso por parte de un familiar cercano, cuestión que le hizo buscar apoyo lo que años después le derivó en llevar una relación de noviazgo, pero en ella el miedo de quedarse sola, sufrir y de ser abandonada persistía en su cabeza.
Mary narró que buscaba morirse, todos los días salía a correr con el objetivo de cansar a su cuerpo y sufrir un infarto, pues buscaba dejar el mundo terrenal sin llamar la atención, “pensaba que si me suicidaba iban a marcar a mi familia y pues mi religión me decía que llegaría al infierno, pero yo quería dejar de sufrir pues en ese momento el hombre con el que tenía una relación me había dejado, con él tenía planes, quería morir pero no llamar la atención”.
Por ello en dicho momento a sus 25 años, empezó a dejar de comer y a aumentar sus kilómetros en cuanto a correr se trataba, hubo cambios en ella que le provocaron pérdida de peso y taquicardias, pero su objetivo no funcionó, “llegaba a mi casa toda sudada, sin bañarme, sin comer y al despertar veía que seguía viva y me daba coraje, no tenía el valor para quitarme la vida de otra forma, no sabía que mi depresión me estaba llevando a atentar con mi vida por ello busque ayuda”.
Al llegar al grupo Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos su perspectiva de vida cambio al grado que un 25 de noviembre a las 8:00 de la mañana entre su miedo por las fechas decembrinas y la tristeza de no sentirse sola, en las instalaciones y en sus compañeros encontró refugio, siendo esa la última vez que sintió miedo por la Navidad.
Ahora ve que su vida sigue y a pesar de no tener una relación, el amor llegó a su vida con su sobrina quien le da fortaleza, con quien graba videos y se toma fotos, “ahora pienso en lo que me pude perder”.
Por su parte, Mary tenía 16 años cuando por primera vez sentía que no la querían, que no era importante para su familia, “en estas fechas todos están contentos y en mi casa se veía, pero yo no me sentía así, poco antes de estas fechas en agosto fue a parar a un hospital para qué me practicaron un lavado estomacal, ya que había ingerido pastillas de más con el objeto de quitarme la vida, pero no fue así”.
El ver a su alrededor alegría y felicidad para ella era un daño emocional y aunque en su tiempo su mamá no noto dichos cambios sentimentales siempre contó con el apoyo, “tuve un novio y sentía que era el hombre que valía la pena, pero en una pelea que tuvimos creí que nada tendría solución, no recuerdo el motivo del disgusto, pero si me metí y con las medicinas de mi mamá me las tome y con cada una que ingería pensaba era una suma para morirme”.
En ese momento, una de mis vecinas era doctora y fue ella quien ordenó llevarme al hospital para hacerme un lavado, siendo una experiencia fuerte pues físicamente había sido lastimada y esto le derivó en asistir a un psiquiatra sumando de este modo otro temor en su vida.
Ahora, Mary ve la realidad de sus problemas y aunque desde hace años de su mente se han alejado los intentos de suicidio, a sus 40 años se siente completa pues a su hijo de 12 años le presta la debida atención pues ella es hija de una Neurótica Anónima por ello en el grupo encontró el alivio y la voz que la pudo sacar de lo que definió como un oscuro día.
Vianey, es integrante del grupo y mencionó que por esta temporada decembrina las llamadas al grupo Buena Voluntad 24 horas han ido en aumento teniendo al menos en su persona a 5 u 8 personas diarias, no obstante sus demás compañeros cuentan con líneas telefónicas donde escuchan y aconsejan a las personas que viven lo que ellos hace años lucharon por erradicar.
Te puede interesar: A niños ya no les importa la Navidad; pierden la fantasía, ve por qué
El grupo de Neuróticos Anónimos atienden diariamente una llamada de personas que se sienten “atrapadas” en sus emociones y por medio de terapias telefónicas han estado escuchando a esa persona y otras más que llegan a comunicarse a los teléfonos 71-2-80-42, 71-2-36-35 y 71-6-39-49.