Xalapa, Ver.-Igual que la Navidad y el inicio de año nuevo, el Día de la Madre es uno de los festejos más celebrados en todo el mundo, sin embargo, la fecha varía de país en país y se podría decir que la fiesta se extiende durante 11 meses del calendario; únicamente enero queda fuera.
De acuerdo con las fechas proclamadas, es en Noruega, en el segundo domingo de febrero, cuando arranca este reconocimiento a todas aquellas mujeres que han dado vida.
En el mes de mayo, que es cuando México se une al homenaje a la mamá, hacen lo mismo países como Sudáfrica, España, Alemania, Turquía, República Checa y Venezuela, por mencionar solo a algunos.
Pero en realidad, ¿es el mismo motivo el que hace que cada cultura rinda honores a la madre? Resulta que no. Mientras algunos tienen como origen lo comercial o la conmemoración de hechos históricos en los cuales las mamás tuvieron papeles heroicos, en otros es religioso.
También hay lugares donde comenzó como iniciativa feminista, con la finalidad de valorar la importancia de la mujer en la sociedad, y en otros, como México, con tintes políticos y en contra de las feministas de la época.
México
En nuestro país, el Día de la Madre sí tiene fecha específica —10 de mayo— y no se ajusta a un domingo, como sí sucede en la mayoría de los lugares. El primer festejo habría sido en 1911, aunque fue hasta 1922 cuando se institucionalizó.
La iniciativa fue de Rafael Alducín, quien invitó a sumarse a su campaña al entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, y al entonces arzobispo primado, refiere la investigadora Martha Acevedo en su libro “El 10 de Mayo”, publicado en 1982.
En este mismo volumen, la investigadora sugiere que celebrar a la madre mexicana no provenía sólo de la influencia de la conmemoración que ya se hacía en Estados Unidos, sino que meses antes de ser publicada tal iniciativa, existía una polémica.
Y es que en Mérida, Yucatán, se habían repartido los folletos “La limitación de la familia o la brújula del hogar”, autoría de la enfermera norteamericana Margaret Sanger, quien se dedicaba a informar a las mujeres sobre el uso de métodos anticonceptivos.
Con estos antecedentes, Martha Acevedo atribuye a una disputa política el resultado de la campaña para festejar a la madre mexicana, como respuesta reaccionaria a la mínima muestra de intención de que las mujeres tomaran las decisiones que les competen en términos reproductivos.
Así, menciona que la gran fiesta para las madres mexicanas no es más que la perpetuación de un discurso sobre la familia tradicional con roles bien establecidos.
“La madre, además de concebir vida, es la encargada de educar, para lo cual tendría que hacerlo incondicionalmente y reproduciendo valores morales establecidos por el sistema”.