Xyoli Pérez Campos, investigadora del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, no considera posible que en los siguientes 50 años ocurran sismos de gran magnitud (8) con epicentro en Veracruz, sin embargo, no descarta de 7.2 o 7.5.
En conferencia organizada por el Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz, explicó que la magnitud no es arbitraria sino que tiene que ver con la longitud de las fallas.
La excoordinadora del Servicio Sismológico Nacional detalla que en la entidad las fallas son corticales, no alcanzan los más de 200 kms requeridos para sismos de magnitud 8. No obstante, puntualiza que no se debe olvidar que las ondas sísmicas no saben de fronteras.
Recuerda que los sismos pueden ocurrir en otra parte de la República y haber impacto y daños en otros lados. Ante ello, llama a no sentirse a salvo y en cambio apostar por la cultura de la prevención.
“Los sismos no se pueden evitar. La energía se acumula y se libera. No hay forma de manipularlos. El ser humano los puede generar pequeños pero no evitar grandes”, enfatiza.
La ingeniera en Geofísica indica que lo que sí se puede y debe hacer para estar a salvo es poner atención en la construcción donde se vive y labora, así como conocer los protocolos de acción en caso de sismo.
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Recomienda que si donde se vive no está bien construido, hay que hacer lo posible por reforzar la casa. También observar el lugar de trabajo y avisar en caso de notar grietas.
“Los sismos no matan, son las estructuras las que se caen. De ahí la importancia de construir tomando en cuenta ciertas normas o los mínimos requeridos para que las estructuras aguanten”, puntualiza.
En ese sentido, menciona que Veracruz es un estado con sismisidad cortical muy importante (sismos de 4 grados) y una intraplaca en la zona sureste de la entidad (más de 5 grados).
MODELO DE CONSTRUCCIÓN
Tomando en cuenta tanto esta región como las del resto del país, adelanta que ya hay un grupo de trabajo que revisa los peligros sísmicos en México para crear el Código Modelo de Construcción Nacional.
Expone que se trata de un esfuerzo entre ingenieros y sismólogos para tener un código, ya que en muchos lugares no hay reglamentos y estos son urgentes.
Con respecto a la inquietud de algunos veracruzanos sobre qué sucedería en Laguna Verde si se diera un sismo de gran magnitud, asegura que puede haber tranquilidad pues la Nucleoeléctrica fue construida bajo los estándares necesarios para evitar riesgos.
Menciona que hubo un grupo de sismólogos e ingenieros sísmicos que hicieron en su momento una evaluación del peligro de la región y establecieron parámetros para construir la planta en los escenarios probables más catastróficos y los menos probables que se pueden imaginar.
REGIONES SÍSMICAS
De acuerdo con las investigaciones existentes, en el norte del estado hay una zona sísmica de baja actividad y la parte central está catalogada con actividad sísmica moderada, aunque tiene dos antecedentes importantes.
Los temblores que más daños han causado son el de Xalapa, del 3 de enero de 1920 (6.4), y el de Veracruz, ocurrido en marzo de 1967 (5.7). Con respecto a la zona sur, está clasificada como de alta sismicidad.
Uno de los antecedentes más importantes es el sismo de magnitud 6.4 en Jáltipan, acontecido en 1959, el cual destruyó la localidad.
Con respecto a la magnitud, indica el tamaño del sismo y la energía sísmica liberada. Así, uno de 8 es 32 veces más grande que uno de magnitud 7 y mil veces más grande que uno de magnitud 6, así como 32 mil veces más grande que uno de magnitud 5.
Xyoli Pérez Campos celebra que actualmente la Red Sismológica Mexicana tenga en Veracruz una colaboración exitosa en la cual están involucradas la UNAM, la UV y la Secretaría de Protección Civil estatal.