Orizaba, Ver.- Ruidos, extraños lamentos y hasta una mujer vestida de blanco se pasean por los pasillos de la Casa de Leyendas de Orizaba, pocos saben las historias que encierra este lugar en donde hace muchos años un hombre quedó condenado a penar por la eternidad, a él se suman las almas de las mujeres que perecieron en esta también cárcel femenina, porque una Casa de Leyendas no sería lo mismo si no tuviera su propia historia, te contamos lo que la gente cuenta de este lugar.
Es en la Casa Consistorial como originalmente se le llamó, por allá de 1767 y 1773 cuando fue construida para albergar al primer cabildo de la ciudad, después de esto el lugar fue destinado para ser la primer cárcel de mujeres de la ciudad y posteriormente cárcel mixta fue ahí cerca del 1929 cuando se desarrolla la historia de Germán, un preso acusado de ser alcohólico, asesino y delincuente peligroso, que tras ser castigado a 20 años de cárcel un día al pretender fugarse de su escuchó una voz que le decía:
“¡Germán, Germaaán!”, casi cae muerto del susto sin embargo el reo alcanzó a preguntar “¿Quién eres, que quieres de mí?”, al momento la voz le respondió “Soy Francisco yo morí en 1926 bajo estos fríos muros, yo era un fraile pero fui condenado a penar desde entonces porque al estar al borde de la muerte maldije a todos los que me trajeron a esta prisión, pero ahora tú puedes ayudarme a descansar en paz, ayúdame Germán!”, expresó la voz desde los muros.
“¡Debes rezar por la paz de mi alma, durante tres días seguidos, encomendar al Creador mi alma y decir una plegaria al cielo en mi memoria, Germán hazlo o quedaré condenado para vivir por siempre en la oscuridad!”, agregó el fraile.
El condenado temeroso intentó convencerse de que eso no lo iba a detener de su plan de escape y decidió ignorarlo y decirse así mismo “esto no puede ser real, nadie va a creerme pero por si fuera cierto: ¡maldito seas Francisco, ojalá te pudras en el infiero!”, expresó en voz alta Germán.
Los días siguieron y sin problemas el incidente quedó olvidado, cuando llegó el momento de la fuga Germán llamaría al custodio para hacer uso de la letrina, al llegar lo mataría sin piedad y podría conseguir la libertad o al menos ese era el plan perfecto del reo.
Justo cuando iba a llamar al guardia algo llamó su atención, y es que, de las paredes comenzaron a salir unas manos y se escucharon lamentos, tal sería su sorpresa que entre esas manos que surgían de las paredes un cuerpo también salió en estado de putrefacción, Francisco el fraile, con gusanos que emanaban de su rostro, se hacía presente en la celda en donde el condenado no daba crédito de lo que veía.
Al día siguiente dos guardias llegaron a la celda para llevarle el desayuno a Germán, sin embargo, el horror fue grande al ver el cuerpo colgado de las vigas, el cuerpo del delincuente pendía de una soga, lo más impresionante fue encontrar en su pecho con letras descarnadas en la piel la leyenda “Condenado”.
Es entonces que la historia del Germán se ha hecho famosa con el paso del tiempo, pues muchas personas que asisten a la Casa de las Leyendas comentan escuchan ruidos, pasos y hasta lamentos en este lugar.
Mony, una guía del museo, comenta que es cuando ya están por irse cierran todo y alguna ocasión han escuchado que alguien camina en el primer piso en donde ya no hay nadie y todo esta vacío.
“Si nos han comentado que escuchan ruidos e incluso una vez una familia nos preguntó si no teníamos un proyector o algo porque llegaron a ver a una mujer vestida de blanco en el patio de atrás, así con eso son varias las historias que la gente nos cuenta”, explicó la joven.
Junto al museo se encuentra un café en el que los empleados también comentan haber visto cosas extrañas desde que se caen sin motivo aparente los trastes hasta sombras y ruidos que no se explican, lo que si es seguro es que este lugar tiene un ambiente de misterio que cuando entras y caminas por sus cuartos te adentras en un misterioso paseo de miedo, frío y nerviosismo en el que las leyendas aquí contadas por el trabajo de artistas plásticos alimentan esta sensación de espanto que en muchos casos atrae a cientos de visitantes.