Marisela Sampieri es una caficultora que forma parte de la quinta generación de una familia italiana que migró a México y se asentó en Zentla, lugar donde hoy está la Finca Seven Hills y donde se produce uno de los tres mejores cafés de especialidad del país, de acuerdo con catadores certificados.
Entusiasmada, Marisela, quien además de productora es docente, opina que actualmente los caficultores de la región de la zona montañosa central empiezan a hacer otros procesos y a tener otras búsquedas, tanto de calidad como de mercados.
En el caso de su familia, cuenta que durante muchos años vendieron el café cereza, pero ella se interesó por el café de especialidad, el cual le requirió mayor trabajo y esfuerzo, que se vieron compensados en 2018, cuando obtuvo el tercer lugar en el Concurso Nacional de Calidad de Taza, Yara Champion Program.
Para Marisela, alcanzar este reconocimiento no solo es motivo de orgullo, también cree que estos logros han motivado a otros productores a esmerarse y poner todo su empeño en mejorar el sabor en taza.
Llegar al objetivo, dijo en entrevista, sí requiere tiempo, cuidado, conocimiento y un trabajo colaborativo, pues la calidad del café en taza depende de muchos factores, algunos de ellos no manejables.
No obstante, apuntó que en un café hay muchas variables que se pueden medir y controlar. Además, la nutrición es fundamental.
LAS MUJERES CAFICULTORAS
Acerca del papel de las mujeres en el sector cafetalero, declara que por un lado cuentan con el conocimiento, pero por otro, a veces se ven limitadas y sí cuesta un poco más tomar el liderazgo.
A partir de su propia experiencia, expresa que por fortuna ya hay cambios en la mentalidad de las mujeres y las generaciones son distintas. Ella cuenta con el apoyo de su esposo y, enfatiza, no es trabajo de unos cuantos.
En Finca Seven Hills trabajan 10 familias de manera directa y en tiempo de cosecha, entre 80 y 90 personas. Además, dice que la empresa Yara México también ha contribuido.
Recordó que en 2018, su café fue reconocido por su sabor a tamarindo y piloncillo, así como calificado con un 85.
Detalló que en el café de especialidad se cuida la calidad en el cultivo, en la cosecha, en la selección, procesamiento, almacenaje, tostado, molido y extracción para llegar a la taza con un sabor distintivo.
Se trata de cafés sin defectos que reciben 80 puntos o más en una escala de 100 por parte de catadores certificados.
Marisela continuará trabajando en la mejora de su café, junto con su esposo e hijos, quienes aún son pequeños pero ya se interesan por lo que sus padres realizan.
El ejemplo es de trabajo y constancia, además de perseverancia, pues dice que a inicios de la pandemia de Covid-19 sí tuvieron una reducción de venta de un 30 por ciento en café tostado, pero ahora están en proceso de recuperación.
Mientras trascurren sus días entre café, tal y como ha sucedido desde que era niña, Marisela busca estar ocupada. Ahora mismo ayuda a promocionar la quinta edición del Yara Champion Program, que tiene abierta su convocatoria. Piensa que es una oportunidad para darse a conocer y acceder a mejores precios en el mercado nacional e internacional.