/ lunes 29 de marzo de 2021

Vacunas salvan muchas vidas, gracias a la investigación científica

Indican que la única herramienta para evitar y prevenir la muerte de más personas es la investigación científica

Las vacunas salvan muchas más vidas que los efectos secundarios que podrían causar, indicó el investigador del Instituto de Investigaciones Cerebrales (ICE) de la Universidad Veracruzana, Jorge Suárez Medellín, quien destacó que si la pandemia causada por el Covid-19 no ha provocado tantas muertes como otras pestes se debe a la investigación científica.

En la conferencia que brindó para cerrar la Semana del Cerebro, puntualizó que aunque aún hay mucho que mejorar en el tema de la actual pandemia, la única herramienta para evitar y prevenir la muerte de más personas es la investigación científica, lo que nunca había pasado en la historia de la humanidad.

Al repasar los datos contenidos en los libros El Decameron de Giovanni Boccaccio, Diario del año de la peste de Daniel Defoe y La peste de Albert Camus, afirmó que la que se vive en estos momentos no es la peor de la historia como algunas personas creen.

Dijo que durante la peste negra, la pandemia más devastadora de la humanidad, que se desarrolló entre los siglos XIV y XVIII en Europa y Asia, hubo entre 75 y 200 millones de personas muertas, lo que equivalió al 60 por ciento de la población de Europa, mientras que en la pandemia por Covid-19 hasta este 23 de marzo se registraban 2.7 millones de fallecidos.

La primera plaga de la humanidad fue la de Justiniano, entre los años 541 y 549, aunque los brotes se mantuvieron hasta el siglo VIII y murieron 50 millones de personas, o sea el 25 por ciento de la población.

Para encontrar la respuesta que explicara la fiebre bubónica tuvieron que pasar mil 300 años, abundó, por el contrario si la actual pandemia ha porcentualmente menor ha sido gracias a la respuesta casi inmediata de la comunidad científica que en menos de un año tiene en desarrollo más de 200 vacunas, de las cuales 60 están en fase clínica, y siete están siendo aplicadas en todo el mundo, lo que representa una respuesta inédita a la plaga del Coronavirus.

Destacó que todas estas vacunas fueron desarrolladas en solo un año, así como que siguen apareciendo más que están funcionando, respuesta que nunca había sucedido, lo que en su opinión podría ser muy útil para atacar enfermedades como el Sida y el cáncer.

Precisó que es posible que la polio se erradique en pocos años, ya que mientras que en 1980 se registraban unos 400 mil casos en el 2000 casi había desaparecido.

No es momento de bajar la guardia, advirtió, al tiempo de reiterar que las vacunas son mucho más útiles que los posibles efectos secundarios que pudieran provocar, y que entre éstos no está el autismo.

Los virus aún son un misterio para la ciencia

Entre 30 y 40 por ciento de pacientes con tumores que han sido tratados con los virus de Ébola y Polio han salido triunfadores de sus tratamientos, asentó el científico Luis Beltrán Parrazal en la conferencia que dio como parte de la Semana del Cerebro, donde recomendó ponerse la vacuna para atacar al Covid-19 porque el virus ha sido editado para que una vez dentro del organismo humano no se pueda reproducir pero sí reconozca al Sars-Cov2 y prepare el sistema inmune para destruirlo.

Los virus del Ébola y la Polio son muy buenos para encontrar células en división que van a detectar afinidad por los tumores, lo que representa una ventana de oportunidad, pues la expectativa de vida para personas que presentaban tumores cerebrales es de seis meses, sin embargo hay gente que lleva entre 5 y 6 años sin que el tumor vuelva a aparecer, puntualizó en la charla organizada por el Instituto de Investigaciones Cerebrales (ICE) de la Universidad Veracruzana.

Explicó que aunque la mayoría de los virus, que están en todos los reinos biológicos y coexisten con el ser humano, aún son un misterio para la ciencia, pero gracias a la ingeniería genética se ha empezado a modificar parte de su información y se les quitan pedazos de las células que matan a las neuronas y se les pone otro tipo de información que infectaría a células de algún tumor, lo que permitiría al sistema inmune reconocer a las malignas y atacarlas para reducir o desaparecer el tumor.

Con estos tratamientos se ha observado efectividad en los cánceres de próstata, hígado, linfomas y otros que son muy agresivos, en esta tecnología se basan algunas de las vacunas, en las que el adenovirus fue modificado con proteínas del Coronavirus que entra al sistema inmune para atacar al virus; esta es la medicina del futuro, por lo que muchos investigadores trabajan con virus y su modificación destacó.

Sólo se utiliza la envoltura del virus, reiteró, las proteínas o lípidos, y les quitan partes con las que se reproducen, entonces ingresan al cuerpo pero no tienen la capacidad de reproducirse, sino que preparan al sistema inmune para destruir al virus, por eso las vacunas son importantes y es bueno que las personas se vacunen.Fagos, medicina del futuro

Fagos, medicina del futuro

Esta es la medicina del futuro, advirtió, pues en Canadá ya existe una farmacéutica donde se hacen bacteriofagos específicos para atacar a cada bacteria, incluso a las que se han hecho resistentes a los antibióticos. En Rusia ya hay bancos de fagos con los que se tratan muchas de las enfermedades, como antes de que surgiera la penicilina, que se utilizaban para tratar infecciones y heridas.

Los fagos, que se pueden encontrar en los lugares más sucios como un río de aguas negras, son probablemente la salvación de los humanos porque existe uno para cada bacteria, además son una forma natural de curar pero son más caros y elaborados, por lo que no convienen a las compañías farmacéuticas, dijo.

El ser humano no es superior a los animales

El 80 por ciento de las conductas del ser humano se forman en la parte reptiliana donde se forman las emociones, indicó el científico Genaro Coria Ávila, quien añadió que si se utilizara sólo la parte racional del cerebro únicamente comeríamos vegetales y no todo aquello que nos hace daño, información que hemos aprendido y almacenado, durante la charla que brindó como parte de la Semana del Cerebro.

Destacó que desde el punto de vista cerebral, el ser humano no es superior a los animales, los que también utilizan la corteza cerebral donde se desarrollan los sentimientos, por lo que se ha determinado que tienen sentimiento y dolor, así como que han mostrado ser empáticos.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Coria Ávila, quien es investigador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, explicó que el cerebro tiene tres capas, la primera donde están los instintos, condiciones poco flexibles y bastante estereotipadas; la segunda es donde está el sistema límbico que da pauta a las emociones y la tercera corteza cerebral es donde se registra la capacidad de cognición, donde se desarrolla el lenguaje, la conciencia, el engaño, gran almacenaje de memoria.

Asentó que el ser humano tiene siete memorias ancestrales que son la búsqueda, el enojo, el miedo, el pánico, el juego, el sexo y la maternidad, con las que ya nacemos desde el punto de vista nativista, algunas de las cuales expresamos desde que nacemos y otras se van desarrollando a lo largo de los años.

Los sistemas emocionales también existen en los animales, los que poseen inteligencias diferentes, entendiendo que la inteligencia es la flexibilidad mental y conductual para resolver problemas de nuestro entorno.

Dejó en claro que el tamaño del cerebro no tiene que ver con la inteligencia, pues el cerebro humano pesa un kilo 300 gramos mientras que el de la ballena, más de diez kilos, es el grado del cociente encefalizado el que incide en la inteligencia, del cual el ser humano tiene entre 7.4 y 7.8 y que en animales se ha identificado en el chimpancé y en el cuervo que tienen la capacidad de resolver problemas de su entorno y utilizar herramientas para alimentarse y sobrevivir.

En el cerebro humano se ha observado un mayor número de contactos, de conectividad entre neuronas, pues conservamos el mismo número desde que nacemos, lo que va cambiando con la madurez son las ramificaciones que hacen la diferencia entre un individuo y otro.

Evolutivamente la capacidad del ser humano obedece a un montón de características del cerebro, no surgen de la nada. La evolución del sistema ha ido adaptando características para resolver problemas desde hace entre 10 mil y 30 mil años, en lo que somos bastante parecidos con los animales, solo que los humanos tenemos la capacidad de procesar información porque la capacidad de tener sentimientos se atribuye a los mamíferos, simios y cetáceos.

Concluyó que se ha observado la capacidad de ser empáticos tanto en roedores como simios, lo que pone de manifiesto que los animales utilizan la corteza cerebral en la que se producen las emociones y sentimientos, lo que no hace al ser humano superior, desde el punto de vista cerebral.

Las vacunas salvan muchas más vidas que los efectos secundarios que podrían causar, indicó el investigador del Instituto de Investigaciones Cerebrales (ICE) de la Universidad Veracruzana, Jorge Suárez Medellín, quien destacó que si la pandemia causada por el Covid-19 no ha provocado tantas muertes como otras pestes se debe a la investigación científica.

En la conferencia que brindó para cerrar la Semana del Cerebro, puntualizó que aunque aún hay mucho que mejorar en el tema de la actual pandemia, la única herramienta para evitar y prevenir la muerte de más personas es la investigación científica, lo que nunca había pasado en la historia de la humanidad.

Al repasar los datos contenidos en los libros El Decameron de Giovanni Boccaccio, Diario del año de la peste de Daniel Defoe y La peste de Albert Camus, afirmó que la que se vive en estos momentos no es la peor de la historia como algunas personas creen.

Dijo que durante la peste negra, la pandemia más devastadora de la humanidad, que se desarrolló entre los siglos XIV y XVIII en Europa y Asia, hubo entre 75 y 200 millones de personas muertas, lo que equivalió al 60 por ciento de la población de Europa, mientras que en la pandemia por Covid-19 hasta este 23 de marzo se registraban 2.7 millones de fallecidos.

La primera plaga de la humanidad fue la de Justiniano, entre los años 541 y 549, aunque los brotes se mantuvieron hasta el siglo VIII y murieron 50 millones de personas, o sea el 25 por ciento de la población.

Para encontrar la respuesta que explicara la fiebre bubónica tuvieron que pasar mil 300 años, abundó, por el contrario si la actual pandemia ha porcentualmente menor ha sido gracias a la respuesta casi inmediata de la comunidad científica que en menos de un año tiene en desarrollo más de 200 vacunas, de las cuales 60 están en fase clínica, y siete están siendo aplicadas en todo el mundo, lo que representa una respuesta inédita a la plaga del Coronavirus.

Destacó que todas estas vacunas fueron desarrolladas en solo un año, así como que siguen apareciendo más que están funcionando, respuesta que nunca había sucedido, lo que en su opinión podría ser muy útil para atacar enfermedades como el Sida y el cáncer.

Precisó que es posible que la polio se erradique en pocos años, ya que mientras que en 1980 se registraban unos 400 mil casos en el 2000 casi había desaparecido.

No es momento de bajar la guardia, advirtió, al tiempo de reiterar que las vacunas son mucho más útiles que los posibles efectos secundarios que pudieran provocar, y que entre éstos no está el autismo.

Los virus aún son un misterio para la ciencia

Entre 30 y 40 por ciento de pacientes con tumores que han sido tratados con los virus de Ébola y Polio han salido triunfadores de sus tratamientos, asentó el científico Luis Beltrán Parrazal en la conferencia que dio como parte de la Semana del Cerebro, donde recomendó ponerse la vacuna para atacar al Covid-19 porque el virus ha sido editado para que una vez dentro del organismo humano no se pueda reproducir pero sí reconozca al Sars-Cov2 y prepare el sistema inmune para destruirlo.

Los virus del Ébola y la Polio son muy buenos para encontrar células en división que van a detectar afinidad por los tumores, lo que representa una ventana de oportunidad, pues la expectativa de vida para personas que presentaban tumores cerebrales es de seis meses, sin embargo hay gente que lleva entre 5 y 6 años sin que el tumor vuelva a aparecer, puntualizó en la charla organizada por el Instituto de Investigaciones Cerebrales (ICE) de la Universidad Veracruzana.

Explicó que aunque la mayoría de los virus, que están en todos los reinos biológicos y coexisten con el ser humano, aún son un misterio para la ciencia, pero gracias a la ingeniería genética se ha empezado a modificar parte de su información y se les quitan pedazos de las células que matan a las neuronas y se les pone otro tipo de información que infectaría a células de algún tumor, lo que permitiría al sistema inmune reconocer a las malignas y atacarlas para reducir o desaparecer el tumor.

Con estos tratamientos se ha observado efectividad en los cánceres de próstata, hígado, linfomas y otros que son muy agresivos, en esta tecnología se basan algunas de las vacunas, en las que el adenovirus fue modificado con proteínas del Coronavirus que entra al sistema inmune para atacar al virus; esta es la medicina del futuro, por lo que muchos investigadores trabajan con virus y su modificación destacó.

Sólo se utiliza la envoltura del virus, reiteró, las proteínas o lípidos, y les quitan partes con las que se reproducen, entonces ingresan al cuerpo pero no tienen la capacidad de reproducirse, sino que preparan al sistema inmune para destruir al virus, por eso las vacunas son importantes y es bueno que las personas se vacunen.Fagos, medicina del futuro

Fagos, medicina del futuro

Esta es la medicina del futuro, advirtió, pues en Canadá ya existe una farmacéutica donde se hacen bacteriofagos específicos para atacar a cada bacteria, incluso a las que se han hecho resistentes a los antibióticos. En Rusia ya hay bancos de fagos con los que se tratan muchas de las enfermedades, como antes de que surgiera la penicilina, que se utilizaban para tratar infecciones y heridas.

Los fagos, que se pueden encontrar en los lugares más sucios como un río de aguas negras, son probablemente la salvación de los humanos porque existe uno para cada bacteria, además son una forma natural de curar pero son más caros y elaborados, por lo que no convienen a las compañías farmacéuticas, dijo.

El ser humano no es superior a los animales

El 80 por ciento de las conductas del ser humano se forman en la parte reptiliana donde se forman las emociones, indicó el científico Genaro Coria Ávila, quien añadió que si se utilizara sólo la parte racional del cerebro únicamente comeríamos vegetales y no todo aquello que nos hace daño, información que hemos aprendido y almacenado, durante la charla que brindó como parte de la Semana del Cerebro.

Destacó que desde el punto de vista cerebral, el ser humano no es superior a los animales, los que también utilizan la corteza cerebral donde se desarrollan los sentimientos, por lo que se ha determinado que tienen sentimiento y dolor, así como que han mostrado ser empáticos.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Coria Ávila, quien es investigador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana, explicó que el cerebro tiene tres capas, la primera donde están los instintos, condiciones poco flexibles y bastante estereotipadas; la segunda es donde está el sistema límbico que da pauta a las emociones y la tercera corteza cerebral es donde se registra la capacidad de cognición, donde se desarrolla el lenguaje, la conciencia, el engaño, gran almacenaje de memoria.

Asentó que el ser humano tiene siete memorias ancestrales que son la búsqueda, el enojo, el miedo, el pánico, el juego, el sexo y la maternidad, con las que ya nacemos desde el punto de vista nativista, algunas de las cuales expresamos desde que nacemos y otras se van desarrollando a lo largo de los años.

Los sistemas emocionales también existen en los animales, los que poseen inteligencias diferentes, entendiendo que la inteligencia es la flexibilidad mental y conductual para resolver problemas de nuestro entorno.

Dejó en claro que el tamaño del cerebro no tiene que ver con la inteligencia, pues el cerebro humano pesa un kilo 300 gramos mientras que el de la ballena, más de diez kilos, es el grado del cociente encefalizado el que incide en la inteligencia, del cual el ser humano tiene entre 7.4 y 7.8 y que en animales se ha identificado en el chimpancé y en el cuervo que tienen la capacidad de resolver problemas de su entorno y utilizar herramientas para alimentarse y sobrevivir.

En el cerebro humano se ha observado un mayor número de contactos, de conectividad entre neuronas, pues conservamos el mismo número desde que nacemos, lo que va cambiando con la madurez son las ramificaciones que hacen la diferencia entre un individuo y otro.

Evolutivamente la capacidad del ser humano obedece a un montón de características del cerebro, no surgen de la nada. La evolución del sistema ha ido adaptando características para resolver problemas desde hace entre 10 mil y 30 mil años, en lo que somos bastante parecidos con los animales, solo que los humanos tenemos la capacidad de procesar información porque la capacidad de tener sentimientos se atribuye a los mamíferos, simios y cetáceos.

Concluyó que se ha observado la capacidad de ser empáticos tanto en roedores como simios, lo que pone de manifiesto que los animales utilizan la corteza cerebral en la que se producen las emociones y sentimientos, lo que no hace al ser humano superior, desde el punto de vista cerebral.

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