ORIZABA, Ver.- Jacinto Romero Flores, músico, reportero y escritor de cortometrajes venció al Coronavirus. La describe como una enfermedad horrible, "pues al principio te confías y crees que es una gripe, pero el Covid-19 te impide respirar, el oxígeno no llega al cerebro y, sin darte cuenta, te doblega para detonar el paro cardiorrespiratorio".
Vecino del municipio de Ixtaczoquitlán, a sus 60 años de edad afirma que mucha gente muere por miedo de ingresar a los centros Covid del IMSS o al hospital Regional de Río Blanco, porque creen que ahí se mueren, pero fallecen porque no acudieron a tiempo; llegan con oxigenación al 70 por ciento y es difícil que se recuperen. “Yo tenía 88 por ciento y la libre con oxígeno”, señala.
Jacinto menciona que es mentira que el área Covid sea la antesala de la muerte. “Es un espacio donde los enfermeros y camilleros, platican, escuchan música, bromean; eso sí, cada uno tiene una misión, el que asea a los pacientes, la que aplica los medicamentos, revisa el suero, checa glucosa y, siempre hay trabajadoras sociales al pendiente, todos bien protegidos”, dice.
Reconoce que todos integran un equipo de profesionales, como el doctor Barrañón y la enfermera Texoco, que se encuentran en el quinto piso del Hospital de Especialidades del IMSS de Orizaba.
Desconoce donde se contagió. El problema, platica, lo reconoció cuando sintió los síntomas: calentura de más de 38 grados, anginas inflamadas que no permiten el paso de la saliva, dolor fuerte. “Ahí es cuando empiezas a sentirte cansado, ya no respiras por la nariz, sino por la boca, es cuando los bronquios no responden bien, por eso muchos se mueren, como el amigo Domingo, quien se dio cuenta al último”.
Señala que la gente se descuida. "Yo me cuidé desde el principio, usaba cubrebocas, y me di cuenta que estaba enfermo cuando ya sufría los síntomas".
Recuerda que, al sentirse muy mal de inmediato acudió a hacerse la prueba a un laboratorio, la prueba cuesta 3 mil 500 pesos, al salir positivo visitó al doctor Juan del Bosque, quien al revisarlo detectó que tenía neumonía y sin pensarlo dos veces ingresó al hospital del IMSS de Orizaba.
Señaló que “es necesario tener el oxímetro, vale 600 pesos. Sí, para muchos es difícil comprarlo porque no tienen los recursos, se confían y no se cuidan; mi amigo Domingo decía: se me va a pasar y, tuvo un final trágico”, añade.
En el hospital estuvo 48 horas, le hicieron una tomografía de los pulmones y determinaron daños. En el suero colocaron los medicamentos y le dieron oxígeno, que fue fundamental para su recuperación.
“Si detectan 70 de oxígeno, te entuban; a mi gracias a Dios no le colocaron las mangueras, pero sí mucha gente fallece a consecuencia del descuido”.
"Muchos cuando ingresan al Seguro Social piensan que ya no van a salir, a muchos les pasó, pero cuando logras pasar todo eso das gracias a Dios".
Jacinto pide a la gente que se cuide, que use cobre bocas, tome sana distancia porque “si dicen, no existe el virus, lo seguro es que vayan a parar al hospital Covid o al panteón”, expresa.
Afirma que el virus no anda en el aire, lo trae la gente; así que es necesario incrementar las medidas preventivas, usar gel antibacterial, no saludarse porque si estamos cerca, una gota de saliva te puede caer en el ojo, la nariz o la boca.
“La culpa no es del gobierno, es de la población que no se cuida y, se la puede llevar la “tía de las muchachas”.
Jacinto Romero es reportero de un noticiero radiofónico, músico, escritor de cortometrajes como “Los Jorgitos”, “Arenas de inocencia”, y “Callejero, historia de un reportero”.
Vivió aislada dos meses; secuelas siguen presentes
Veracruz, Ver.- Blanca González Morales vivió aislada dos meses, luego de contagiarse de Covid-19, en un viaje que realizó a principios de agosto. Sin embargo, las secuelas por la enfermedad aún están presente en su vida.
A los cinco días de regresar a la ciudad de Veracruz -de donde es originaria y donde tiene su domicilio- comenzó a sentir un malestar, un dolor muscular que comenzó en el brazo y se extendió hasta la espalda, pero cuando perdió el gusto y el olfato la alarma se encendió.
“Lo detecté porque me empecé a sentir extraña, sentía como un dolor de cuerpo, pero no era un dolor normal, uno de los síntomas que recuerdo mucho era el dolor de espalda, pensé que era un dolor por trabajo, empezó en uno de mis brazos y se corrió todo a lo largo de mi espalda y hubo un momento en el que era intolerable para mí”, relató.
Al conocer su diagnóstico lo primero que sintió fue temor por su madre, con quien vive y quien es una persona enferma de hipertensión y diabetes, dos de las condiciones de riesgo para que la enfermedad se complique.
Sus síntomas no requirieron hospitalización, ya que fueron moderados, no obstante, éstos se prolongaron durante dos meses, a diferencia de la mayoría de los casos que en promedio duran 15 días, según lo informado por autoridades del sector salud.
Agosto, septiembre y los primeros días de octubre se practicó diversas pruebas clínicas para garantizar que era seguro que saliera del aislamiento, hasta que la carga viral detectada fue calificada como baja para contagiar a otras personas.
Las primeras dos semanas fueron las más difíciles por el malestar que sintió en su cuerpo, dolor intermitente en la espalda, cansancio, así como la pérdida del gusto y el olfato en ese tiempo.
“Yo duré hasta principio de octubre, casi dos meses con Covid, mi carga viral fue muy fuerte, según lo que me dijeron los doctores que me han atendido, porque hay personas que a los 15 días están afuera, pero yo soy una persona que tuvo carga viral por más tiempo, sintiéndome mal fueron dos semanas, pero estuve aislada dos meses porque las pruebas que me realizaba seguían dando positivo”, comentó.
Actualmente, Blanca sigue sin recuperar al cien por ciento el gusto, en ocasiones la comida no tiene ningún sabor o en otras el sabor es marcado, como parte de las secuelas del Covid.
Pero no es la única reacción que quedó, cuando tiene frío debe abrigarse bien para evitar que los dolores de espalda regresen, además de sufrir ataques de ansiedad cuando se le eleva el pulso.
La secuela que más la desconciertan son lagunas mentales que comenzó a percibir, ya que es común que olvide cosas que debe de realizar, así como nombres de calles, de artículos de uso común o de personas.
“El dolor de espaldas ahorita lo tengo, en cualquier baja de temperatura me duele muchísimo, me tengo que tomar algo, otra secuela que le pasa a mi hermana a y a mí son una especie de lagunas mentales, que se nos olvidan los nombres de objetos (…), otra cosa son los ataques de ansiedad, que me hace sentir taquicardia porque siento el pulso muy elevado”, dijo.
Actualmente regresó a sus actividades cotidianas, se reincorporó a su trabajo, aunque desconoce si las secuelas por el Covid serán permanentes o temporales, los médicos que ha visto le dicen que la enfermedad ha variado de persona en persona, por lo que no existe información certera sobre lo que seguirá sintiendo.
