Xalapa, Ver.- Para la iglesia católica, la situación de violencia que se vive en el país y particularmente en el estado ha llenado de miedo, angustia, temor y resentimiento a las familias; hay quienes han sido heridos y lastimados e incluso familias que han perdido a alguno de sus integrantes o que ha sido violentado de alguna forma, afirmó José Manuel Suazo Reyes, director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa.
En una carta pastoral del año 2000, recordó, los obispos analizaron este tema y que hace 18 años llegaron a la conclusión de que la violencia que ya se vivía desde entonces era multifactorial, como lo sigue siendo ahora, y que en ello han intervenido muchos actores y algunas constantes cuya repercusión se hace presente en este momento. “Por ejemplo, el ser humano en general le ha apostado más al tener que al ser y eso le ha llevado a ignorar valores, principios, actitudes, estilos de vida para poder vivir más con comodidades y riquezas, que con principios, con valores morales. La gente le ha dado más importancia al materialismo y al consumismo que a la espiritualidad y ello es lo que nos ha hecho mucho daño a todos”, aseveró.
La situación socioeconómica que se vive también ha determinado que los padres de familia dediquen menos tiempo a sus hijos teniendo como consecuencia un impacto negativo en la forma de ser y vivir de las familias. “Es legítimo buscar el sustento y los bienes básicos que un hogar necesita, pero si a ello agregamos un descuido en las funciones de la paternidad, se abona a la situación que vivimos. Es necesario recuperar lo valioso que es la familia como una escuela básica de valores y de principios; en ella, los padres deben tomar en cuenta que son los primeros y principales educadores de sus hijos y que la televisión, el internet y otros medios de información no pueden ni deben sustituirlos”, manifestó.
José Manuel Suazo Reyes reiteró que el ser y el tener ha llevado a las personas al enfrentamiento porque hay jóvenes, por ejemplo, que quieren tener cosas de una forma más rápida y fácil con lo que renuncian a los principios morales lo que muchas veces los lleva a delinquir. “Por ello, la iglesia habla continuamente de que se debe fortalecer a la familia; el combate contra la inseguridad no es solamente una labor de la autoridad, es una labor que también debe hacerse desde la familia que forma un frente común con varias instituciones”, señaló.
Reiteró que es muy importante cultivar la espiritualidad desde las iglesias porque es en este ámbito donde entra la enseñanza de los valores. Si un padre de familia enseña a sus hijos a orar, pero también a practicar las virtudes que debe tener todo ser humano como la caridad, la ayuda mutua, la solidaridad se va formando a una persona en la espiritualidad, un ser humano que le apueste más al ser que al tener. “La gente debe cultivar la espiritualidad según el credo que profese, es muy importante cuidar este aspecto porque la espiritualidad en la religión es la que lleva a tener una conducta buena y una serie de valores morales, religiosos que impregnan a la familia”, aseveró.