Investigadores mexicanos y británicos publicaron la más completa base de datos genéticos del país y una de las mayores en el mundo, que permite saber, por ejemplo, la existencia de un gradiente mayor de genes asiáticos en la zona de Guerrero y Baja California, así como raíces africanas presentes en mayor medida en Veracruz o Tabasco, además de una diferenciación genética significativa, respecto al resto del país, de la región de la península de Yucatán y la Huasteca.
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Andrés Moreno Estrada, investigador principal de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, contó a El Sol de México detalles de la investigación publicada en días pasados en la prestigiosa revista Nature.
El estudio incluyó muestras de sangre de poco más de seis mil personas de 900 localidades en 322 municipios de todas las entidades del país, las cuales conformaron Biobanco Mexicano o Mexico Biobank, la primera base de datos genómicos de escala nacional con 1.8 millones de marcadores genéticos.
En el trabajo, que se realizó durante cinco años, colaboraron los institutos nacionales de Salud Pública (INSP) y de Ciencias Médicas y Nutrición, así como la Universidad de Oxford, todos encabezados por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Moreno Estrada explicó que uno de los usos que se puede dar a este estudio es la creación de un mapa de detección de riesgos, para que el diagnóstico y medidas terapéuticas de alguna enfermedad se puedan dirigir con mayor precisión y no se gasten recursos a ciegas por todo el país El Biobanco Mexicano permite identificar, por ejemplo, que “la población con mayor ancestría indígena presenta una menor variación genética, reflejada en menos variantes deletéreas y un número mayor de secuencias idénticas, conocidas como carreras de homocigosidad, debido a un cuello de botella en la evolución de los linajes indígenas.
“Estos factores genéticos, junto con covariables ambientales y demográficas, fueron evaluados en modelos mixtos de predicción para evaluar los factores involucrados en la variación de rasgos complejos, como la estatura, el índice de masa corporal, los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa, que podrán ser incorporados en estudios epidemiológicos”, señala una publicación del Cinvestav.
El investigador Moreno Estrada explicó que Biobanco “lo que está haciendo es un catálogo de variantes genéticas, muchas de ellas asociadas a enfermedades como cáncer, diabetes u otros padecimientos hereditarios, y al tener un mapa donde las instituciones de salud pública puedan detectar que una variante de cierta enfermedad tiene una frecuencia más alta en Tabasco o en Nayarit pueden desplegar medidas más focalizadas”.
Esto, añadió, se conoce como “medicina de precisión” y resulta de gran utilidad tanto para el diagnóstico de enfermedades como para delinear tratamientos o terapias.
En caso de una crisis sanitaria como la sucedida en 2020 con el Covid-19, comentó Moreno, esta investigación puede ayudar a que las autoridades detecten las regiones con mayor riesgo a un virus y, con base en ello, realicen esfuerzos de vacunación más dirigidos y eficientes.
Para llevar a cabo la investigación se tomaron poco más de seis mil muestras biológicas y datos biomédicos, de alrededor de 40 mil que tiene disponibles el INSP, las cuales fueron obtenidas en el año 2000 a través de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA).
“Desde 1985, la autoridad sanitaria realiza estas encuestas nacionales en las que típicamente se colectaban solamente datos, pero luego se empezaron a agregar muestras biológicas, en concreto de sangre, que se guardaban para estudios como serologías, y en la edición del 2000 se tomaron estas muestras sanguíneas con la intención de extraer ADN para hacer un perfil genético del país”, contó el investigador.
En 2015, cuando regresó a México para encabezar el UGA-Langebio tras una larga estancia en la Universidad de Stanford, en California, Moreno Estrada se encontró con la directora del biobanco del INSP, a la que le propuso realizar la investigación.
Fue en Stanford donde el investigador encabezó a un grupo internacional de científicos para realizar un mapa de la diversidad genética de la población mexicana y una descripción detallada de los patrones de las raíces indígenas, el cual se publicó en Science.
“Nos inspiramos en ese proyecto que se publicó entonces y en el que encontramos que había mucha diferenciación genética en México, pero no teníamos un muestreo tan completo además de que ahora encontramos que, para algunas cuestiones biomédicas, como la función pulmonar, está relacionada con la ancestría genética”, detalló.
En 2017, tras recibir recursos por un millón de libras esterlinas por parte de los gobiernos de México y Reino Unido, el grupo internacional de investigación comenzó la labor de análisis de las muestras.
Andrés Moreno destacó que en América Latina, o incluso a nivel mundial, no hay un estudio como este, ya que aunque existen biobancos con más muestras sólo Reino Unido, y ahora México, cuentan con uno que abarque prácticamente a todo su territorio.
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De la veintena de investigadores que colaboraron en este trabajo, la mayoría son mexicanos, algo inusual en investigaciones que se publican en este tipo de revistas de prestigio.
Finalmente, consideró que esta publicación será un parteaguas en América Latina para realizar este tipo de investigaciones, las cuales son escasas en la región.