En los tiempos más álgidos de contagio, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió el “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, en donde explica que la población puede salir con seguridad a la calle, realizar sus actividades de siempre y vivir sin miedos y temores, usando el “propio criterio”.
En su mensaje sabatino, López Obrador indicó que, “sin autoritarismos de nuestra parte”, la mayoría de la gente de manera muy disciplinada e incluso estoica, ha obedecido las indicaciones de las autoridades políticas y sanitarias, por lo que se permanece en casa, se guarda la sana distancia y se aplican, como nunca, medidas de higiene personal.
Dijo que se ha tenido “el tiempo suficiente” para familiarizarnos con las recomendaciones médicas y las disposiciones sanitarias, y que ahora es el momento de ponerlas en práctica siguiendo “nuestro propio criterio”.
“Todo ello ha sido fundamental para evitar un crecimiento exponencial de los contagios para no saturar los hospitales y para salvar el mayor número de vidas que ha sido medica y humanamente posible”.
Puntualizó que se debe de recobrar a plenitud, el sentido de la libertad y “decidir nosotros mismos, con base a lo que hemos aprendido, cómo protegernos del contagio y de la enfermedad”.
Detalló en este decálogo que, en primer lugar, la población debe mantenerse siempre informada de todas las disposiciones sanitarias, por lo que recomendó ver las conferencias diarias que ofrece el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell y con ello seguir las recomendaciones para cuidarnos y minimizar el riesgo de contagio.
En el segundo punto, el jefe del Ejecutivo manifestó que se debe actuar con optimismo, ya que el buen estado de ánimo ayuda a enfrentar adversidades; mientras que el tercero señala que se debe dar la escalada al egoísmo y al individualismo, por lo que se debe ser solidarios y humanos, ya que “si tenemos más de lo que necesitamos, procuremos compartirlo, ya que nada produce más dicha que la práctica de la fraternidad, para tender la mano y que no se endurezca el corazón”.
En el cuarto punto del decálogo pidió a los ciudadanos no dejarse envolver por lo material, por lo que demandó alejarse del consumismo, ya que “la felicidad no reside en la acumulación de bienes materiales, ni se consigue con lujos, extravagancias o frivolidades, solo siendo buenos podemos ser felices”.
En el quinto punto, el Primer Mandatario abundó que ante el peligro de contagio y de la enfermedad, “la mejor medicina es la prevención” y pidió cuidar la salud, bajar de peso, vivir en calma, sin angustias y con ello evitar el estrés.
“Tenemos que serenarnos, calmarnos, tener confianza en nosotros mismos. No pueden haber problemas que nos enfermen o que no tenga solución. Todo se puede resolver y todo se puede enfrentar”, explicó.
Defender el derecho a gozar del cielo, el sol, aire puro, la flora, la fauna y toda la naturaleza, es lo que planteó el presidente en el sexto punto de su decálogo.
Además, en el séptimo punto externó que la población debe alimentarse bien, optando por lo natural, fresco y nutritivo, además de consumir maíz, frijol, frutas y verduras, así como proteínas animales, “procurando que sean de animales de patio o de potrero, no engordados con hormonas”. En este sentido, también pidió evitar consumir la comida chatarra y tomar agua pura.
A los que padecen alguna adicción como el tabaquismo o alcoholismo, les pidió solicitar ayuda para eliminarlo.
En el octavo punto pidió hacer ejercicio acorde a la edad y condiciones físicas, mientras que en el noveno exigió eliminar las actitudes racistas, clasistas, sexistas y discriminatorias, reafirmando los valores culturales, lenguas y costumbres. Al tiempo dijo que la pandemia ayudó a recordar que la familia mexicana es la mejor institucion de seguridad social y citó que “en nuestra América, como lo canta Rubén Blades, a pesar de los problemas la familia es familia y cariño es cariño”.
Por último, en la décima recomendación, Andrés Manuel López Obrador pidió practicar alguna religión o creencia, buscando siempre el camino de la espiritualidad, un ideal o utopía, un sueño o un propósito en la vida, “algo que fortalezca en lo interno y en la autoestima, que mantenga activo, alegre, trabajando y luchando, para amar a los seres queridos, al prójimo, a la naturaleza y a la patria”.
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