/ miércoles 13 de abril de 2022

Ahora el confinamiento es en la oficina

Empleados del sector financiero de Shanghái se están mudando a sus lugares  de trabajo para resistir desde ahí la nueva ola de Covid-19 que sufre la ciudad

Durante el día es el lugar de trabajo de Romeo, durante la noche, su casa. Como muchos otros empleados del sector de las finanzas de Shanghái, se mudó a su oficina para poder trabajar normalmente mientras impere el confinamiento en esta metrópolis china.

La capital económica de China se enfrenta a su mayor rebrote de Covid-19 desde el comienzo de la pandemia. Para hacerle frente, las autoridades confinan en sus domicilios a casi la totalidad de los 25 millones de habitantes desde hace más de dos semanas.

Lee también: Registro tardío dispara casos de Covid

El confinamiento de Shanghái debía durar inicialmente cuatro días y hacerse en dos tiempos: primero la parte este de la ciudad -que cuenta con el principal aeropuerto internacional y el gigantesco barrio de negocios- y luego la mitad oeste, con su famosa arteria histórica del Bund, a orillas del río Huangpu.

Para limitar el impacto económico, algunos habitantes eligieron permanecer en su lugar de trabajo desde las primeras horas del confinamiento. Es el caso de Romeo, un chino que prefiere utilizar un seudónimo.

En su empresa, "la gente duerme en el primer y segundo piso, y el resto del tiempo cada uno está en su puesto de trabajo", explica a la agencia AFP este empleado en el sector de las finanzas.

Las interacciones entre colegas continúan después de las horas de oficina, sin por ello invadir la intimidad, asegura. "Cada uno pone cierta distancia y respeta la de los demás. No nos obligamos a hablar", cuenta Romeo.

Es un lujo que está lejos de ser la norma. En las redes sociales circulan videos de empleados de fábrica que duermen en colchones improvisados, mientras que sus colegas continúan con la producción.

Sin reabastecimiento

El confinamiento, inicialmente anunciado como una medida progresiva y localizada, parece eternizarse y penaliza gravemente el abastecimiento de la ciudad.

"Nunca pensé tanto en mis comidas ni vigilé mi consumo", dice Frank Tsai, que solo almacenó provisiones para cuatro días, el tiempo de confinamiento inicialmente anunciado por las autoridades.

Siete días más tarde, las porciones se hacen más y más pequeñas a medida que las reservas se agotan, subraya desde su departamento este empresario que organiza en tiempos normales conferencias.

En las últimas semanas, los precios de los productos alimenticios dieron un salto, mientras que miles de camiones están bloqueados en las entradas a la ciudad.

Ma, una residente que prefiere ocultar su identidad, afirma haber pagado 400 yuanes (58 euros) por un refresco y fideos instantáneos, ya que en Shanghái no hay reabastecimiento.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Además, las aplicaciones de entrega tienen dificultades para mantenerse al día con la demanda debido a la escasez de repartidores.

Shanghái, ciudad usualmente en efervescencia, ha conocido en las últimas semanas una calma inusual, interrumpida únicamente por anuncios de las autoridades a permanecer en casa, difundidos por drones y perros robotizados.

Las salidas están estrictamente prohibidas incluso para las necesidades caninas. "Le enseñé a mi perro a hacer dentro. Pero para mantener la cordura, lo saco (aunque sea a escondidas) a las 3 de la mañana", platica otro habitante, quien desea mantener el anonimato.

Lee también otros contenidos de Normal ⬇️

Durante el día es el lugar de trabajo de Romeo, durante la noche, su casa. Como muchos otros empleados del sector de las finanzas de Shanghái, se mudó a su oficina para poder trabajar normalmente mientras impere el confinamiento en esta metrópolis china.

La capital económica de China se enfrenta a su mayor rebrote de Covid-19 desde el comienzo de la pandemia. Para hacerle frente, las autoridades confinan en sus domicilios a casi la totalidad de los 25 millones de habitantes desde hace más de dos semanas.

Lee también: Registro tardío dispara casos de Covid

El confinamiento de Shanghái debía durar inicialmente cuatro días y hacerse en dos tiempos: primero la parte este de la ciudad -que cuenta con el principal aeropuerto internacional y el gigantesco barrio de negocios- y luego la mitad oeste, con su famosa arteria histórica del Bund, a orillas del río Huangpu.

Para limitar el impacto económico, algunos habitantes eligieron permanecer en su lugar de trabajo desde las primeras horas del confinamiento. Es el caso de Romeo, un chino que prefiere utilizar un seudónimo.

En su empresa, "la gente duerme en el primer y segundo piso, y el resto del tiempo cada uno está en su puesto de trabajo", explica a la agencia AFP este empleado en el sector de las finanzas.

Las interacciones entre colegas continúan después de las horas de oficina, sin por ello invadir la intimidad, asegura. "Cada uno pone cierta distancia y respeta la de los demás. No nos obligamos a hablar", cuenta Romeo.

Es un lujo que está lejos de ser la norma. En las redes sociales circulan videos de empleados de fábrica que duermen en colchones improvisados, mientras que sus colegas continúan con la producción.

Sin reabastecimiento

El confinamiento, inicialmente anunciado como una medida progresiva y localizada, parece eternizarse y penaliza gravemente el abastecimiento de la ciudad.

"Nunca pensé tanto en mis comidas ni vigilé mi consumo", dice Frank Tsai, que solo almacenó provisiones para cuatro días, el tiempo de confinamiento inicialmente anunciado por las autoridades.

Siete días más tarde, las porciones se hacen más y más pequeñas a medida que las reservas se agotan, subraya desde su departamento este empresario que organiza en tiempos normales conferencias.

En las últimas semanas, los precios de los productos alimenticios dieron un salto, mientras que miles de camiones están bloqueados en las entradas a la ciudad.

Ma, una residente que prefiere ocultar su identidad, afirma haber pagado 400 yuanes (58 euros) por un refresco y fideos instantáneos, ya que en Shanghái no hay reabastecimiento.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo

Además, las aplicaciones de entrega tienen dificultades para mantenerse al día con la demanda debido a la escasez de repartidores.

Shanghái, ciudad usualmente en efervescencia, ha conocido en las últimas semanas una calma inusual, interrumpida únicamente por anuncios de las autoridades a permanecer en casa, difundidos por drones y perros robotizados.

Las salidas están estrictamente prohibidas incluso para las necesidades caninas. "Le enseñé a mi perro a hacer dentro. Pero para mantener la cordura, lo saco (aunque sea a escondidas) a las 3 de la mañana", platica otro habitante, quien desea mantener el anonimato.

Lee también otros contenidos de Normal ⬇️

Local

Todo listo para el Gran Sorteo Canaco 2024 en Córdoba

En su trigésima quinta edición, ya se logró la colocación del total de los boletos expedidos

Local

Con venta de productos orgánicos mujeres de la sierra de Zongolica sacan adelante a sus familias

Algunas mujeres se dedican al cuidado de gallinas ponedoras y, aunque no todo el producto que obtienen de ellas se puede decir que es 100% orgánico

Local

Tras 30 años de estar en el olvido edificio del Cine Olimpia será rehabilitado

El inmueble cuenta con denominación de Edificio con Valor Artístico por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura

Local

En Veracruz, música en vivo es amenazada por karaoke y celulares

Este viernes, 22 de noviembre celebran a Santa Cecilia, su patrona, a quien se encomiendan y piden por el eterno descanso de quienes se adelantaron en el camino

Doble Vía

Jorge Reyes, músico con 60 años de trayectoria deleitando a la población en el género ranchero

Jorge Reyes viste en la mayor de las veces de mariachi, sus trajes elegantes solo revelan su trayectoria en el mundo de la música

Cultura

Orquesta Clásica de Orizaba festejará a Santa Cecilia en parroquia San José de Gracia

La misa tiene también como intención pedir por el eterno descanso de quienes fueron parte de la OCO y se adelantaron en el camino