GUADALAJARA. En un intento más de repoblar el centro de Guadalajara, que en los últimos 12 años ha perdido alrededor de la mitad de su población, se espera construir al menos dos mil pequeños departamentos a los que pudieran llegar más de siete mil personas que demandarán la satisfacción de los servicios básicos.
La apuesta de las autoridades de la capital tapatía y del estado de Jalisco es hacer más casas con menos espacio y a precios más bajos, con el objetivo de que en primera instancia lleguen personas solteras que trabajen en la zona, en especial en la Ciudad Creativa Digital, y familias sin hijos. Los costos de las viviendas se estiman entre 800 mil y dos millones de pesos por departamento.
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El presidente municipal de Guadalajara, Pablo Lemus, ha mencionado que el gobierno debe subsidiar estas construcciones para lograr la meta de llevar más gente ya que, según las estadísticas, en 12 años el centro tapatío perdió más de la mitad de sus habitantes, lo que provocó el abandono de casas y la proliferación de negocios.
“El costo de la tierra es altísimo, por eso en cada proyecto estamos obligando a los desarrolladores para que tengan cuando menos 20 por ciento de su edificio con vivienda accesible, es decir, hasta 800 mil pesos y con ello no pagan absolutamente ningún impuesto municipal. La otra parte, 80 por ciento, tiene que ser vivienda por debajo de dos millones de pesos y con ello se hacen acreedores a que 70 por ciento del costo de los impuestos municipales no se paguen en licencias de urbanización, construcción y permisos, entre otros”, comentó el edil.
Las dimensiones mínimas de construcción son desde 38 hasta 55 metros cuadrados con una habitación o dos, en donde pueda vivir una persona o máximo tres si es una familia con un hijo, en las que las camas se conviertan en escritorios, con un espacio de estacionamiento (la mayoría de ellos subterráneo) y sin áreas verdes comunes.
Gabriela Gallegos, coordinadora de la licenciatura en Desarrollo Inmobiliario Sustentable del ITESO, e ingeniera civil de profesión, explicó que el tema de la redensificación del Centro Histórico ya tiene tiempo en los escritorios y agendas de trabajo de las administraciones municipales, pero el “suelo en Guadalajara es muy caro, se han hecho estudios y hay una fuerte disputa en el precio del terreno para poder construir vivienda accesible para todos, y eso encarece el precio de las obras y se tienen que generar proyectos más ambiciosos”.
Consideró que los servicios de estas viviendas están garantizados en el corto plazo, aunque quizá no se consideró el tema de su permanencia en el largo plazo.
“Están llevando a un solo punto un alto número de personas sin considerar las consecuencias que se vienen a futuro. Y la gente, por buscar una vivienda accesible, viable en cuanto a servicios, adquiere este bien inmueble y resulta que después de dos a tres años ya no hay agua, que no hay luz, que fue todo un caos vial llevar tres mil personas porque mínimo viven dos personas por cada departamento y cada uno que cuenta con un auto. Estaríamos triplicando los problemas sociales que se generan llevando un fraccionamiento cuando las avenidas no están preparadas”, alertó.
Explicó las calles del centro histórico son estrechas y es difícil encontrar estacionamiento. Todo esto se complica no sólo para las personas sino que también genera problemas al medio ambiente al aumentar las emisiones contaminantes.
Pero también los cimientos de estos desarrollos son muy profundos y lastiman los mantos acuíferos, que no cuentan con captación de agua pluvial. “También generamos problemas ambientales, la basura, la concentración de gente en un solo punto y eso atrae problemas sociales. Entonces construimos y diseñamos proyectos sin pensar de cómo se va a vivir, es decir, las secuelas y los problemas a futuro inmediato”, indicó la especialista.
Además, la falta de espacios o departamentos amplios puede generar una serie de problemas físicos o hasta de violencia. “Lo vivimos en la pandemia, en donde 45 metros cuadrados era todo lo que tenía la gente para poder mantenerse psicológicamente estable en un área recluida” y ante este tipo de construcciones tan diminutas es indispensable que se tengan áreas verdes urbanas.
Desde 2010, año en el que estaba el tiempo encima para la organización de los Juegos Panamericanos en Guadalajara de 2011, se tenía la necesidad de construir una villa para alojar a los atletas. Las autoridades municipales encabezadas por el alcalde tapatío Alfonso Petersen Farah consideraron que la zona del Parque Morelos sería la ideal para este fin y para comenzar a traer más gente para vivir en el primer cuadro que se estaba quedando como una zona fantasma al cerrar la cortina los negocios.
Sin embargo, la falta de consensos, de proyectos económicos de reactivación, de una movilidad adecuada y de servicios básicos de calidad, inseguridad o contaminación fueron algunos de los motivos por los que se determinó no realizarla.
Posteriormente llegaron las administraciones priistas encabezadas por Aristóteles Sandoval y Ramiro Hernández y pasaron de noche el tema. Con Enrique Alfaro la idea volvió a retomar fuerza y los intentos comenzaron primero con terminar el Paseo Alcalde, y posteriormente en consolidar la Ciudad Creativa Digital y la remodelación del Parque Morelos, línea que siguieron Ismael del Toro y ahora Pablo Lemus.
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