En medio de un clima de tensión, y ante el miedo de una nueva incursión de civiles armados, habitantes del poblado de la Concepción, ubicado en la zona rural de Acapulco, dieron cristiana sepultura a seis de los 11 muertos que dejó el enfrentamiento a tiros, ocurrido el pasado domingo con comunitarios de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), en el que participaron también policías estatales y efectivos del Ejército mexicano.
Esta población rural, que se encuentra a 40 minutos del puerto de Acapulco, se asemeja a un pueblo fantasma, pues después de la balacera, algunos de sus habitantes huyeron por temor a una nueva incursión armada y otros optaron por encerrarse en sus casas, aún con miedo de que se lleguen a registrar nuevos choques con civiles a fines a Marco Antonio Suastegui Muñoz, vocero de la CRAC.
Ayer por la mañana, familiares y amigos de los policías de la Unión de Pueblos y Organizaciones del estado de Guerrero (UPOEG) les dieron el último adiós en el panteón municipal, resguardados por un grupo de elementos de la fuerza estatal, que eran apoyados con la vigilancia desde el aire por un helicóptero.
Escenas de dolor hicieron más tenso el momento. Nadie hizo declaraciones y solo expresaron su exigencia de justicia, pero también rechazo a los representantes de los medios de comunicación, a quienes literalmente corrieron.